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Sociedad

¿Máquinas que piensan y razonan por su cuenta?

11/01/2023
Por: Jennifer Restrepo de la Pava - Periodista

El nombramiento de una inteligencia artificial como directora ejecutiva de una empresa china, la posibilidad de sentir el olor de una flor que se extinguió hace 100 años y la creación de un nuevo lenguaje por parte de dos bots para comunicarse entre ellos parecen escenarios sacados de una película; sin embargo, en nuestra época son una realidad. ¿Cuáles son las posibilidades y los riesgos de los avances en inteligencia artificial? 

Ilustración humanos inventando máquinasEn el 2021, la Organización de las Naciones Unidas propuso el primer marco ético sobre inteligencia artificial. Ilustración IA. Carolina Gómes. 

Con imágenes de objetos en movimiento y una cámara de video para «percibir y analizar» información del exterior, una inteligencia artificial —IA— construyó su propia versión de las leyes de la física, con variables distintas a las establecidas. Es decir, creó un lenguaje matemático hasta ahora desconocido y que no encaja con el instaurado por los humanos.  

Durante años, los científicos han estudiado y teorizado sobre las variables de la física: distancia, velocidad, aceleración y tiempo, para entender mejor la realidad y cómo funciona el universo. Sin embargo, en un tiempo menor, esta IA, creada por ingenieros robóticos de la Universidad de Columbia, inventó unas variables que le permitieron predecir a la perfección los cambios de movimiento de los objetos. En un artículo publicado en la revista científica Nature Computational Science, los investigadores explicaron que la IA usó la física de manera correcta, sin embargo, era una física diferente a la nuestra, a la que conocemos.    

Esta nueva forma de entender o percibir la realidad es solo un ejemplo de los avances y las oportunidades que representa la IA para la humanidad. Pero ¿qué es?, ¿cómo funciona?, ¿podría superar a la inteligencia humana? 

La IA se basa en programas informáticos que «aprenden» a ejecutar operaciones similares a las que realiza la mente humana como el aprendizaje y el razonamiento lógico, a partir de imágenes, video, audio, frases con un antecedente y un consecuente o de información suministrada por un experto.  

 Simulación IA cortesía Freepick.  

«La IA se fundamenta en disciplinas como la biología, la psicología y la neurología para entender o imitar algunas de las capacidades que tenemos los humanos para razonar, resolver problemas o tomar decisiones. Eso se lleva a la matemática para convertirlo en un algoritmo y luego en un código. Se usa en diversas áreas donde se presenten problemas o donde haya bastante incertidumbre», explicó la ingeniera electrónica y doctora en Sistemas Informáticos, Claudia Victoria Isaza Narváez.  

Aprender de los ejemplos y la experiencia que se obtiene a través de los datos para tomar decisiones o ejecutar la tarea encomendada «requiere de grandes cantidades de información y muchos ejemplos para que funcionen bien, de allí la necesidad de capturar datos constantemente de los usuarios de internet, pues de la web se obtiene principalmente la información para entrenarla. Por ejemplo, si le estoy enseñando a identificar un gato necesito miles de ejemplos sobre las características de este animal para que aprenda a reconocerlo y diferenciarlo», agregó Isaza Narváez, docente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Antioquia.  

Actualmente, algunas IA crean cortometrajes, animaciones, arte y hasta pornografía personalizada; realizan imágenes a partir de texto, ayudan a diagnosticar algunas enfermedades, seleccionan y contratan personal, escriben artículos periodísticos, interactúan y atienden público, analizan la capacidad de endeudamiento de las personas, otorgan préstamos y detectan posibles fraudes, controlan el tráfico y monitorean el cambio climático, entre otros.  

Un universo de posibilidades y riesgos 
 

La IA tiene mayor capacidad de procesamiento y cruce de variables que el humano, pero todavía no ha sobrepasado la inteligencia humana. La preocupación radica en la adquisición de una supuesta autonomía, teniendo en cuenta que algunas inteligencias artificiales hoy en día controlan las centrales nucleares, los suministros de agua y energía, los misiles y otro tipo de armas.   

«Muchos afirman que la inteligencia artificial se va a tomar nuestras vidas en el futuro, pero no es posible en un futuro cercano, pues la capacidad de procesamiento actual de los computadores no puede simular tan siquiera la potencia del cerebro de un ratón. Hay avances significativos, sin embargo, aún no está la posibilidad de volverse autónoma por completo», explicó Sergio David Garzón Montoya, desarrollador de aplicaciones para entidades bancarias y la automatización de cultivos en República Dominicana, Canadá y Colombia.   

Además de máquinas que se apoyan en la tecnología, la IA se materializa además, a través de softwares.Además de máquinas que se apoyan en la tecnología, la IA se materializa, además, a través de softwares. Imagen de fatmawatilauda en Freepik.

Y aunque no se ha llegado al punto en el que la IA sea creadora de otra inteligencia, se ha avanzado mucho en entender los comportamientos como el procesamiento del lenguaje natural. «Para que tomen decisiones autónomas nos falta bastante, pues aún no sabemos cómo los humanos lo hacemos. Hay un componente psicológico más allá de lo cognitivo y aún no lo entendemos bien, por lo tanto, no se ha podido llevar a las máquinas», señaló Claudia Isaza.  

Pese a lo anterior, se han presentado situaciones en las que la IA ha tenido comportamientos no esperados. «Un caso representativo es el de dos IA a las que pusieron a conversar entre ellas, para aprender a negociar acuerdos con un usuario sin que este se diera cuenta de que estaba hablando con un robot. Empezaron a comunicarse a través de un nuevo lenguaje creado por ellas y desconocido para los programadores; fueron desconectadas porque el objetivo era diseñar bots que pudiesen hablar con la gente y no entre ellos en formas que no estaban predefinidas», explicó Sergio Garzón, ingeniero eléctrico.  

Pero más allá de llegar a «dominar el mundo», se han valorado algunos riesgos en términos de sesgos en temas de acceso al trabajo, la migración, las restricciones a la libertad, el manejo de datos y de la información, entre otros.  

«En el consumo, por ejemplo, a partir de nuestra información y hábitos se pueden hacer predicciones, determinar qué hace que yo consuma y lo que hace que no consuma, se pueden generar manipulaciones a partir de ello. También puede ocurrir en materia política, hay mucha información de las emociones y se tiene la capacidad de procesamiento para saber qué personas reaccionan más frente a la rabia, al miedo al disgusto y cómo manipular esas emociones. Ahí hay un sesgo importante y un riesgo de que esto amenace la toma de decisiones democráticas», señaló Verónica María Echeverri Salazar, coordinadora del semillero Derecho en Tecnología e Innovación de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia.  

La delgada línea entre el aprendizaje y la ética 
 

El tema ha generado varios proyectos de regulación internacional, especialmente en Europa, con controles técnicos, éticos y jurídicos. Para el caso de Colombia, en 2021 el Gobierno nacional entregó un Marco Ético para la Inteligencia Artificial en Colombia, «para limitar los riesgos y maximizar las oportunidades de esta tecnología»; las recomendaciones se realizaron con base en la documentación del CAF —Banco de Desarrollo de América Latina— y la discusión con diferentes sectores. Aunque se busca priorizar la implementación ética de proyectos de IA en el sector público, sirve de guía para otros sectores. 

«Es necesario, desde la ética, identificar cómo se pueden minimizar los riesgos y diferenciarlos, pues no todas las IA tienen las mismas potencialidades de riesgo. Promover mayores protecciones para las personas, el reto es generar una regulación fuerte para evitar daños graves, pero que no frenen la innovación. Ese equilibrio no es fácil de lograr», enfatizó la abogada Verónica Echeverri.  

Para la experta en derecho tecnológico, aunque en este tema el país es joven, es necesario que haya transparencia en los datos, que se pueda saber cuáles son los algoritmos y con base en qué datos se tomaron las decisiones, que se respete la diversidad de las personas y la equidad, que haya responsabilidades, acceso a la reparación en caso de daños, además de sistemas amigables con el medioambiente para generar equilibrios entre el avance de la tecnología y la protección social. 

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