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«Servir le da sentido a mi existencia»: neuróloga Liliana Ramírez, egresada UdeA

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09/05/2023
Por: Johansson Cruz Lopera - Periodista

La neuróloga Liliana Ramírez Gómez, egresada de la Universidad de Antioquia, es la primera mujer latina galardonada con el Premio Norman Geschwind Prize de la Academia Estadounidense de Neurología. El reconocimiento, entregado el 23 de abril del 2023, fue otorgado por su trabajo en envejecimiento y demencia con poblaciones diversas, desatendidas y marginalizadas, especialmente con latinos residentes en los Estados Unidos. ¡Esta es parte de su historia! 

Foto: Cortesía

La firma del correo electrónico de la neuróloga colombiana Liliana Ramírez Gómez dice que, en la actualidad, es la directora clínica de la División de Trastornos de la Memoria del Hospital General de Massachusetts, en Boston, Estados Unidos. Dice, además, que pertenece al Programa Multicultural de Prevención del Alzheimer y al Instituto Mongan y es profesora en la Escuela de Medicina de Harvard. Ella acaba de ser la única mujer latina en ganar el Premio Norman Geschwind Prize de la Academia Estadounidense de Neurología.  

Detrás de esos títulos y reconocimientos, que sin duda asombran y son merecidos, está la historia de una médica antioqueña, nacida en Marinilla y criada en el barrio El Salvador, en la Comuna 9 de Medellín, la menor de diez hermanos y educada en colegio y universidad pública.  

Como la historia de miles de estudiantes de la Universidad de Antioquia, Liliana presentó en varias ocasiones el examen de admisión para pasar a la Universidad, pues su sueño era estudiar medicina. «Pasé en la segunda oportunidad. La UdeA era la única posibilidad que tenía para poder estudiar medicina. Mi familia no tenía los medios para pagar otra universidad y, además, estudiar medicina en la UdeA era hacerlo en la mejor parte», afirmó. 

En 1998 comenzó a caminar los pasillos de la Facultad de Medicina sin imaginar que, varios años después, estaría radicada en los Estados Unidos. Decidió estudiar esta carrera porque su intención siempre ha sido la de servir a los demás. «Mis padres me enseñaron que es a través del servicio que uno puede realizar cambios importantes. Servir le da sentido a mi existencia», recordó.  

De su paso por la Facultad recuerda que fueron días felices, de crecimiento personal y académico. Lo primero que le impactó fue la calidad científica que encontró. Al tercer semestre de estar estudiando tomó una decisión que le daría un giro definitivo a su vida: ingresó como joven investigadora al Grupo de Neurociencias de Antioquia —GNA—, adscrito a la Facultad de Medicina y referente nacional e internacional en los estudios de demencias.  

«Me motivó ver el trabajo que realiza el GNA con las familias que están afectadas con la enfermedad de Alzheimer. Ver la parte humana y el trabajo riguroso que hacen. Ser parte de este grupo realmente influye en el destino de las personas que pasamos por ahí», expresó Liliana Ramírez.  

Un intercambio académico que lo cambió todo  
 

Cuando a la doctora Ramírez le dijeron que, siendo estudiante del pregrado de medicina, había sido aceptada en el programa de intercambio Guillermo Velásquez Tangarife —un programa de becas creado por la Facultad de Medicina de la UdeA con el objetivo de facilitar la movilidad académica de sus estudiantes a universidades en el exterior, especialmente en los Estados Unidos, Alemania e Inglaterra— no pensó que esa experiencia le iba a cambiar por completo su vida. 

«Yo soy la menor de 10 hijos y mis papás, en su momento, no lograban entender lo que significaba hacer un intercambio con la Universidad de Harvard. Mi hermano, que es abogado, les dijo que me iba para la mejor universidad del mundo, que me debían apoyar en esa aventura. ¡Así fue! Ese intercambió me abrió las puertas para lo que se vino después», afirmó la egresada de la UdeA. 

La doctora Liliana Ramírez con estudiantes en la clínica de memoria del Hospital General de Massachusetts, Harvard Medical School. Foto: Cortesía.

Y lo que se vino después no estaba vinculado exclusivamente a lo académico y científico. Durante esas semanas que duró el intercambio, Liliana conoció al que sería «el amor de mi vida», como ella misma lo dice. «En mis valores está muy arraigado la familia. En mis sueños no estaba hacer mi vida en los Estados Unidos, pero la vida me ha llevado hasta acá».  

Un año después de graduarse como medica de la UdeA, en 2005, comenzó a estudiar la residencia en neurología en la Alma Máter. Alcanzó a estar tres semestres, pues su corazón seguía puesto en el norte del continente. Cuando tomó la decisión de dar el salto y formar una familia con su antiguo compañero de intercambio, buscó alternativas para comenzar desde cero la especialización en neurología.  

En 2013 se graduó como neuróloga del Keck School of Medicine de la Universidad del Sur de California. Luego, mientras trabajaba en un hospital público en Los Angeles, California, se subespecializó en neurología cognitiva y neurología del comportamiento. Con estas credenciales y con la intención de estabilizar la familia que estaba construyendo en los Estados Unidos —su esposo es psiquiatra y tienen dos hijos— aplicó para trabajar en la Universidad de Harvard, donde está desde 2018.  

«El trabajo que hago se enfoca mucho en servir a los latinos. Gente que tiene dificultades con el lenguaje y la cultura, porque acá en Estados Unidos hay disparidades en el cuidado que ellos reciben —afirmó Liliana—. Hay también disparidad en el acceso a la investigación, donde ellos no tienen las mismas oportunidades que una persona caucásica. He trabajado para tratar de cerrar esa brecha, que las personas latinas también tengan acceso, participen y se involucren. En Harvard hay muchísima investigación, pero no involucra mucho a los latinos».  

Y es precisamente por ese trabajo con la comunidad latina que la Academia Estadounidense de Neurología le entregó el Premio Norman Geschwind Prize, «por su trabajo diligente en envejecimiento y demencia, incluyendo prestar servicios clínicos y coordinar actividades de investigación para poblaciones diversas, desatendidas y marginalizadas, especialmente latinos. Es impresionante y única entre neurólogos especializados en neurología conductual», dice el acta de la Academia.  

Esta marinilla, de familia numerosa, que transito gran parte de su formación académica en la educación pública, que hoy es orgullo de la Universidad de Antioquia, sostiene que lo único que ha hecho durante todos estos años es honrar la enseñanza de sus padres: servir a los demás.   

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