Seis árboles dan pistas de la calidad del aire en Medellín
Seis árboles dan pistas de la calidad del aire en Medellín
Los árboles pueden ofrecer mucho más que sombra y oxígeno. Investigadores de la UdeA estudiaron seis especies que tienen cualidades específicas para resistir, purificar y alertar de la calidad del aire en Medellín. Sus hojas, recolectadas en sectores específicos y procesadas en laboratorio, brindaron información que puede ser útil para las estrategias de siembra y urbanización y, de esta manera, contribuir al respiro que necesita la ciudad. ¡El mango, uno de ellos!
De las 750 especies de árboles presentes en el Valle de Aburrá se han evaluado 25 especies por parte de las investigaciones realizadas. Foto: Dirección de Comunicaciones UdeA / Alejandra Uribe F.
Los bosques suelen ser representaciones de tranquilidad, armonía, paz y aire puro. Sin embargo, cuando nos cruzamos con un árbol en una ciudad como Medellín, es casi imposible dimensionar, a simple vista, el bienestar que proporciona. Desde hace varios años, ese asunto es un campo de estudio en la Escuela Ambiental de la Facultad de Ingeniería de la UdeA. Allí, sus investigadores no solo se han dado a la tarea de estudiar varias especies arbóreas presentes en la capital antioqueña, sino también cuáles y en que zonas es más estratégica su presencia.
«Los árboles se pueden convertir en una especie de filtro. Una estructura que pueda capturar y eliminar del aire esos elementos o sustancias que están suspendidas y que son denominados contaminantes de la atmósfera, que generan daños a la salud y al ecosistema», destacó Mauricio Correa Ochoa, docente e investigador de G-Lima, grupo de investigación adscrito a la Escuela Ambiental.
Desde hace más de 10 años el profesor Correa ha participado en diversas investigaciones sobre calidad del aire y, desde el 2018 —como parte de su tesis de doctorado—, lidera un proyecto que se encargó de recolectar datos de contaminación atmosférica en las estaciones del Sistema de Alerta Temprana de Medellín y el Valle de Aburrá —Siata—.
Su investigación se titula «Evaluación del índice de tolerancia a la contaminación del aire y del índice de desempeño esperado de seis especies arbóreas, en un valle tropical urbano: Medellín, Colombia». El estudio referenció el inventario arbóreo del Área Metropolitana del Valle de Aburrá que arrojó la presencia de 750 especies aproximadamente, usándolo para la ubicación y selección de las especies analizadas, teniendo en cuenta además los niveles de contaminación registrados por las 22 estaciones de calidad del aire existentes.
La investigación se enfocó en cuatro de esas estaciones, seleccionadas según el reporte de distintos niveles de contaminación. Se trató de las estaciones ubicadas cerca al Museo de Antioquia, la Universidad Nacional, el Politécnico Jaime Isaza Cadavid y Tanques La Ye. En un perímetro de 500 metros alrededor de estas, los investigadores evaluaron a 54 individuos de árboles adultos de seis especies comunes: mango, guayacán rosado, búcaro, gualanday, tulipán africano y urapán.
Según la recomendación de la Organización Mundial de la Salud, una ciudad debería contar con un árbol por cada tres habitantes para enfrentar los problemas de calidad del aire. Foto: Cortesía Grupo G-Lima.
A través de las hojas recolectadas y que fueron procesadas en laboratorio, se midieron cuatro parámetros específicos: ácido ascórbico, contenido de humedad, pH y clorofila total. Con esos datos se calculó el índice de tolerancia a la contaminación del aire —APTI— y el índice de desempeño anticipado —API—, herramientas matemáticas que permiten clasificar las especies como sensibles o tolerantes.
«Algunos árboles son sensibles, lo que significa que se enferman y se estresan y lo manifiestan a través de sus hojas. Es así como empezamos a determinar y clasificar especies resistentes que podían ser sembradas o podrían ser esos individuos que necesitamos para purificar el aire», agregó Correa Ochoa, resaltando que entre los cambios más determinantes resaltan la decoloración de las hojas, algunas deformaciones o presencia de plagas.
La captura de información para la investigación requirió de toma de muestras en horas fijas y días específicos, lo que fue determinado por el costo de la investigación y distancias recorridas. Algunos datos del nivel de clorofila fueron medidos en sitio, gracias al avance en tecnologías incluidas hacia el final de la investigación.
Resisten, purifican y alertan sobre calidad del aire
Estas especies vegetales, además de generar oxígeno y embellecer los espacios, transforman el CO2 presente en la atmósfera en biomasa, lo que genera un proceso de descontaminación, sobre todo en zonas urbanas, donde la acumulación de material particulado representa una amenaza silenciosa para la salud pública.
Entre las especies analizadas, destacó el mango —Mangifera indica— como una de las especies con mayor tolerancia. «El mango es constante en sus parámetros, no importa si el aire está muy contaminado o si está muy limpio. Se comporta bien y es de la especie más resistente que hemos encontrado en este proceso», reveló Correa Ochoa.
Además, el investigador agregó que, a pesar de ser una especie introducida, demuestra grandes beneficios para la población, entre los que destaca su sombra, regulación de temperatura, fruto agradable para el consumo y, por supuesto, resistente a niveles de contaminación altos en la capital antioqueña.
En contraste, el guayacán rosado —Tabebuia chrysantha - rosea— se comportó como la especie más sensible, mostrando deterioro fisiológico en zonas con mayor carga contaminante y bajo rendimiento.
También, a esta última se suman el búcaro —Erythrina fusca— y el gualanday —Jacaranda mimosifolia—, también denominados de alta sensibilidad, es decir, que se consideran especies que pueden prestar servicios como bioindicadores cuando se ubican en áreas estratégicas que permitan un monitoreo permanente.
Por su parte, tanto el tulipán africano —Spathodea campanulata— como el urapán —Fraxinus uhdei— fueron clasificados como de nivel intermedio, lo que significa que pueden ser tenidos en cuenta para una planificación mixta y estratégica en zonas urbanas.
Sembrar con criterio: la propuesta dual de la UdeA
Se estima que el Valle de Aburrá debería contar con alrededor de un millón de ejemplares arbóreos, según el cálculo de población. Foto: Dirección de Comunicaciones UdeA / Alejandra Uribe F.
Actualmente las entidades responsables de la toma de decisiones ambientales para la ciudad cuentan con información básica pero muy útil, pues el Valle de Aburrá se encuentra en déficit de estudios de especies arbóreas. «Esta es una buena oportunidad para reflexionar sobre estos estudios que permiten tener más información para tomar decisiones basadas en conocimiento», destacó el ingeniero sanitario.
El Valle de Aburrá afronta un déficit de más de 350 000 árboles, lo que agrava la situación ambiental que año tras año enfrenta episodios críticos de contaminación.
Una de las propuestas del estudio es que las decisiones sobre arborización no se tomen solo por criterios ornamentales, sino también ecológicos, que sea integrada por una estrategia mixta: compuesta por árboles tolerantes que combatan los niveles de contaminación y especies sensibles que permitan indicadores permanentes del deterioro ambiental.
«La prioridad está en definir algunas zonas que puedan estar presentando altos niveles de contaminación, tomar decisiones de sembrar árboles y modificar esa infraestructura dura de pavimento, arcilla de ladrillo, tejas, y edificaciones», concluyó Correa Ochoa.
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