Cuando la niñez se vuelve viral. Los riesgos de la exposición en redes sociales
Cuando la niñez se vuelve viral. Los riesgos de la exposición en redes sociales
La foto de un niño en la piscina puede parecer inocente e inofensiva, pero ¿qué pasa cuando llega a manos equivocadas? Ciberacoso, grooming, sextorsión y pérdida de privacidad son solo algunos de los riesgos a los que se exponen los niños, niñas y adolescentes desde el momento en que su imagen circula en internet y su identidad digital cobra vida. La sobreexposición en redes sociales no solo los vuelve vulnerables a múltiples amenazas, sino que también puede afectar su desarrollo emocional y psicológico.
En promedio, los niños, niñas y adolescentes en Colombia destinan entre 2 y 4 horas al día al uso de internet para actividades de socialización. Foto referencia: Freepik
Niños y niñas pronunciando frases graciosas, actuando con espontaneidad o protagonizando travesuras que despiertan ternura y risas son algunos de los contenidos que se ven con mayor frecuencia en plataformas como Instagram, Facebook y TikTok. Estas publicaciones suelen ganar una gran cantidad de likes y llegar a un público cada vez más amplio en todo el mundo. Aunque esta dinámica parece normal en una sociedad donde las redes sociales forman parte de la interacción humana, la constante exposición de los menores en internet—autorizada o promovida por sus padres o acudientes— los expone a diversos riesgos que pueden afectar su desarrollo social, psicológico y emocional.
Perder el derecho a la intimidad es la primera vulneración que sufre un menor de edad cuando su identidad es difundida en redes sociales, especialmente si la divulgación proviene de un adulto sin el consentimiento de sus padres, acudientes o incluso el suyo propio —aunque este último no se exprese de manera explícita en la ley colombiana—.
«Los padres deben tener una conciencia de que un niño no es un objeto, es decir que no se trata de un bien o una propiedad. Un niño es un sujeto de derechos y como tal tiene voz para expresarse, derecho a que se le considere en la toma de decisiones respecto a su imagen y que se le informe sobre lo que puede suceder tras exponerlo en una red social», explicó Lina Marcela Estrada Jaramillo, abogada, especialista en Derecho de Familia y docente de la Facultad de Derecho de la Universidad de Antioquia y de la Universidad Pontificia Bolivariana.
«Los progenitores, al momento de considerar hacer publicaciones que involucren datos de sus hijos en internet o en sus redes sociales, deben valorar el interés superior de los niños y niñas de cara a los riesgos particulares que genera la exposición de sus datos en entornos virtuales, dar prevalencia a la manifestación de su voluntad y, en atención a su edad y madurez, escuchar a sus hijos en la toma de decisiones que los conciernen», señaló la sentencia T-245A/22 de la Corte Constitucional de Colombia.
De acuerdo con la abogada Jaramillo, cuando se difunde una fotografía o un video en el que se enseña a un niño o una niña no solo se está dejando en evidencia la imagen de su corporalidad, sino que se está exhibiendo aspectos de su vida privada: dónde vive, qué come, qué hace, exponiéndolo a potenciales riesgos.
«Existen muchos padres, muy ingenuos, que no han captado la magnitud del problema, que creen que sus hijos están muy seguros porque están en su casa, que creen que lo inseguro está en la calle y están confundidísimos porque los ladrones y los pedófilos no están en los parques, están en las redes sociales», expresó Julián de Zubiría Samper, director del Instituto Alberto Merani y experto en temas de educación e infancia.
La exposición de menores en redes sociales puede captar la atención de un amplio público, incluidos adultos con malas intenciones. Amparados en el anonimato que ofrece internet, estos individuos buscan acercarse a niños, niñas y adolescentes para manipularlos, ganarse su confianza y, eventualmente, involucrarlos en conductas de riesgo. Esta práctica, conocida como grooming, suele comenzar con conversaciones aparentemente inofensivas y escalar hasta el intercambio de material sexual o incluso encuentros físicos.
Jaramillo agregó además que se debe tener completa conciencia de que la huella digital de un individuo es casi imposible de borrar y que esas fotos y videos que se suben a internet pueden terminar en sitios de contenidos no aptos para menores de edad y además pueden representar problemas a futuro. «En otros países como Italia, por ejemplo, ya se han dictado sentencias a favor de niños y adolescentes que han demandado a sus padres por responsabilidad civil a causa de los daños ocasionados por la sobre exposición de su imagen sin su consentimiento. Incluso en Colombia, la Corte Constitucional ya revisó un caso en el que señaló que estas son dinámicas nuevas y que la legislación tiene que actualizarse», comentó.
La salud mental también está en juego
«La exposición temprana en redes sociales hace que se desvíe un poco el objetivo de la niñez y la crianza en general —juego, disfrute y aprendizaje— y que el relacionamiento social y la validación externa —likes, reconocimiento, validación— tomen un papel mucho más importante en la vida de estos niños, por lo que sí existe un mayor riesgo de que se presenten a más temprana edad trastornos de ansiedad y trastornos depresivos», afirmó Jorge Guillermo Soto Vega, médico psiquiatra de niños, niñas y adolescentes, y docente del Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la UdeA.
Las dinámicas de interacción en las redes sociales traen consigo críticas, burlas y comentarios ofensivos que, sin las herramientas adecuadas para afrontarlos, pueden afectar de manera negativa la autopercepción de un individuo, por lo que exponerlos a estos entornos digitales incrementa el riesgo de ser víctimas de ciberacoso y desarrollar inseguridades respecto a la percepción de sí mismos.
Los resultados del estudio «Riesgos y oportunidades del uso de internet para niñas, niños y adolescentes en Colombia» publicado en el 2024 por la empresa Tigo en alianza con la Universidad de los Andes y Aulas en Paz, reveló que el 73% de los menores de edad encuestados —5718 individuos de diferentes departamentos del país— cuenta con un perfil en alguna red social. De estos, el 29% tienen entre los 9 y 12 años, aun cuando este tipo de plataformas se definen en sus términos y condiciones como no aptas para menores de 13 años.
Respecto a esta relación de las redes y su autopercepción, Julián de Zubiría señaló que «los niños que crecen con sobreexposición a entornos digitales pueden desarrollar menor tolerancia a la frustración, baja resiliencia y en el proceso de construcción de su identidad tendrán débil autoconcepto, lo que les dificultará interactuar con los demás».
Responsabilidad de todos
Proteger y garantizar los derechos de menores de edad no es una labor exclusiva de los padres de familia, se trata de una corresponsabilidad en la que se deben involucrar sociedad y Estado, es por esto que en diferentes países se adelantan actualizaciones en la legislación con el fin de salvaguardar los derechos e intereses de los menores de edad frente a las dinámicas y riesgos de los ecosistemas digitales.
En Francia, por ejemplo, avanza un proyecto de ley que busca prohibir a los padres compartir fotos de sus hijos en redes sociales sin su consentimiento. La medida también contempla que en caso de que uno de los progenitores se oponga a la difusión de imágenes, el otro no podrá publicarlas.
Según el estudio Riesgos y Oportunidades del Uso de Internet para Niñas, Niños y Adolescentes en Colombia, el 27% de los menores de edad encuestados manifestó haber tenido contacto personal con personas conocidas en entornos digitales.
Alemania por su parte busca prohibir el acceso de menores de 16 años a redes sociales, el umbral de edad más estrecho establecido por cualquier país, sin ofrecer exenciones para usuarios existentes o aquellos con permiso parental.
En el caso de Colombia, la Comisión Sexta del Senado aprobó en primer debate el proyecto de Ley 261 de 2024, denominado «Ley de protección a menores de edad en redes sociales», que busca prohibir el acceso y la creación de cuentas en redes sociales para menores de 14 años, sin autorización expresa de sus padres o acudientes, con el objetivo de garantizar la seguridad, salud y bienestar de niños, niñas y adolescentes en el entorno digital.
«Los menores de edad requieren una protección especial debido a que son propensos a que atenten contra sus derechos, por eso la responsabilidad es de todos. Si a los niños los engañan o estafan y los adultos miramos para otro lado, ¿cuál es el futuro de esta sociedad? Es cierto que hay una enorme responsabilidad del Estado para reglamentar, pero el Estado no va a reaccionar si la sociedad no se moviliza y no le exige», concluyó De Zubiría.
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