Danza árabe: más allá de agitar las caderas
Danza árabe: más allá de agitar las caderas
María Isabel Ángel no solo se ha encargado de investigar las costumbres y prácticas del Medio Oriente, sino que se puso en la tarea de trasladar un poco de esos lejanos mundos a Medellín a través de una excusa mágica: la danza.
Fotos: cortesía María Isabel Ángel
Como “un llamado de esos que sientes desde pequeña”, así describe Maria Isabel Ángel el sentimiento que tiene por la cultura árabe. Esta licenciada en danza de la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia, lleva más de 15 años comunicando con cada movimiento de un baile lejano en la geografía, pero afín a sus sensaciones y estilo de vida.
María Isabel no es solo es la directora de una escuela de danza que lleva su nombre, la Academia María Isabel Ángel, sino que ha sido una de las principales promotoras del folclore de Oriente Medio en la ciudad. Fue esto lo que la llevó a fundar el Festival Árabe de Medellín que este año celebra su décima edición y que se realiza en la ciudad del 13 al 23 de octubre.
Su fascinación empezó desde muy pequeña. Recuerda bien que, estando apenas en el colegio, decidió tomar un curso vacacional de danza de los siete velos y danza egipcia. Para la época en Medellín poco se conocía de este baile y de la cultura árabe en general. Sin embargo en su caso fue distinto: todo a su alrededor tenía relación con lo árabe, en especial con Egipto, sus ratos libres, las tareas del colegio, sus maquetas eran pirámides y era una amante de las historias fantásticas de Christian Jacq.
“He sido muy silenciosa, reservada y callada. Encontré la manera con la que yo me podía expresar, no con palabras pero sí con movimientos. Si estaba triste bailaba, si estaba contenta bailaba, si tenía rabia, frustración, lo que fuera”, recuerda esta artista.
Su paso por la Universidad no fue un salto directo a la danza. Empezó estudiando Biología, pues los animales y la naturaleza son otras de sus grandes pasiones, pero una lucha interna la llevó a hacer un alto en el camino, dejando de lado su carrera, para viajar en busca de la danza. Para el 2005 -y estando en Estados Unidos- tomó, según ella, la decisión más importante de su vida: dedicarse a la danza por completo.
Regresó a Colombia con el propósito de hacer de sus movimientos su mejor lenguaje para transmitir y compartir su pasión por la danza árabe. Estando en Medellín fundó su propia academia que inició con tan sólo dos alumnas. Hoy en día cuenta con 600 estudiantes y dos sedes, además ha incorporado nuevos géneros de baile no tradicional de la cultura colombiana como: tribal, flamenco, bollywood, samba, afrolatino, hip hop y sexy dance.
Luego de fundar su propia escuela, su proceso de capacitación no se detuvo, año tras año hacía los esfuerzos necesarios por viajar a Egipto a aprender de los mejores en el tema, para luego aplicar todos sus conocimientos con sus alumnas.
Gracias a su pasión ha podido recorrer el mundo al ritmo de los sonidos musicales árabes. Esas ganas por ampliar su interés en el tema folclórico la han llevado a países como Turquía, Marruecos, España, Argentina y Estados Unidos; saliéndose un poco del concepto árabe para ampliarlo al de Medio Oriente.
En 2012 se le presentó la oportunidad de volver a la Universidad, esta vez a prepararse en su campo: la danza. La Universidad de Antioquia en asocio con el Ministerio de Cultura, ofertaron un programa que buscaba la profesionalización para bailarines de cualquier género con más de 10 años de trayectoria. Esta era su oportunidad y no la dejaría pasar. “El programa era de más materias teóricas que prácticas, además estaba adaptado para cualquier bailarín, independientemente del género. Las clases se dictaban un fin de semana por mes; esto me permitió seguir trabajando”, afirma la egresada.
Su trabajo de grado fue una investigación del folclore del Medio Oriente. Actualmente, la tesis se encuentra en un proceso de edición final pues será publicada el próximo año como un aporte al conocimiento con un panorama de diez danzas egipcias.
“La carrera me dejó la inquietud por otras cosas que la Universidad no enseña pero te da las herramientas para explorarlas y descubirlas. Como egresada creo que hay un ejercicio fundamental que debemos hacer en conjunto con la Institución y es la retroalimentación, porque así como reconocemos lo positivo, también podemos aportar en las falencias”, precisa Ángel.
Festival Árabe Medellín: diez años evocando culturas
El festival nació tras uno de los viajes de capacitación de María Isabel; el impacto y grandeza de los festivales que visitaba anualmente la motivaron a trasladar su experiencia en tierras lejanas a Medellín. En el 2007 se realizó el Primer Festival Árabe en el teatro Pablo Tobón Uribe albergó, que contó con una bailarina argentina y un ensamble egipcio de cuatro músicos.
Sin embargo, esta tradicional celebración de la ciudad podría ser la última que se haga pues, según su fundadora, la realización del evento requiere de un importante patrocinio que como organizadores no reciben; “quería ofrecerle a mi ciudad un espectáculo diferente y sobre todo un espacio de capacitación para las bailarinas del país, porque esta es una posibilidad de aprender de los mejores del mundo. Pero todo cumple un ciclo, esta década del festival será la oportunidad para conmemorar y culminar esta bonita experiencia”.
Diez años después, el público tiene la oportunidad de asistir a clases gratuitas de danza, clase de mehndi (tatuaje temporal en henna), taller de idioma árabe y shows de danza en diversos lugares de la ciudad. Consulta la programación en http://www.festivalarabemedellin.com/
El viernes 21 de octubre se realizará el Gran Show de Danza Árabe, el evento central del festival que este año contará con las bailarinas Amar Gamal de Estados Unidos, Anna Borisova de Rusia, el egipcio Khaled Mahmoud, y el cantante Sabri Taghian y su orquesta. Para este evento gratuito se esperan más de 2.000 asistentes que verán más de 15 compañías del país en escena, que buscarán recordar que la danza árabe va más allá de agitar las caderas y presentar un derroche de sensualidad pues además de tener un importante significado de celebración.
Uno de los grandes retos que reconoce la fundadora del festival está en “educar no solo al público que está ajeno a la danza árabe, sino también a las que estamos ahí; pensar que este baile es mucho más que aprender a hacer movimientos nuevos y abrirse a nuevos conocimientos desde la teoría, las experiencias de vida y demás”.
Entre otras actividades está el 10° Bazar Árabe con productos de Egipto, Turquía, Arabia Saudí, Jordania, Líbano, Pakistán e India, ofreciendo su gastronomía y variedad de elementos orientales para el vestuario y el hogar.
Más que los trajes, las lentejuelas, el brillo de las luces, el maquillaje y la sensualidad que hacen parte de este baile, para María Isabel significa “un esfuerzo respetuoso por acercarse al folclore de una cultura lejana pero admirable”.
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