Simientes de un museo para la vida
Simientes de un museo para la vida
Entre las formas que existen para narrar la historia de la medicina en Antioquia está la memoria de los objetos que sirvieron para evaluar, curar o hacer más llevadera la enfermedad en los pacientes. Un proyecto liderado por la Facultad de Medicina recoge estos vestigios y sus historias a fin de entregarle a la ciudad un museo de salud.
Oftalmoscopio de Liebreich´s de finales siglo XIX. Fotografías: Archivo Facultad de Medicina Universidad de Antioquia.
Los primeros elementos de la medicina moderna que llegaron a Antioquia fueron los microscopios —cerca del año 1880—, después vinieron las plaquetas para observar y los reactivos. La fotografía, otro invento que llegó al departamento para la época, tuvo un alto impacto en esta área del saber: «Aquí se comenzaron a tomar fotos en 1847. Fermín Isaza, en 1862, tomó la primera foto de un paciente con un tumor en el cuello. Tenemos en nuestra colección las fotografías de Juan Bautista Montoya y Flórez, quien fue uno de los pioneros de la fotografía relacionada con medicina en Colombia, y varias imágenes y archivos de Melitón y Marino Rodríguez», relató Tiberio Álvarez Echeverri, médico e investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia.
Como apasionado de la historia de la medicina, el profesor ha liderado desde 1979, época en la que fue vicedecano de esta Facultad, la conservación de archivos referentes a las prácticas médicas que se han dado en el departamento y el país. Se han sumado un amplio grupo de personas e instituciones —la Biblioteca Pública Piloto, el Museo de Arte Moderno de Medellín, el Parque Explora y la Alcaldía de Medellín, además de la Universidad— para conformar este ejercicio de memoria proyectado para la ciudad: consolidar el Museo para la Vida de Antioquia, a propósito del acervo de historias que se han recogido en los 150 años de la Facultad de Medicina.
Carlos Alberto Palacio Acosta, decano de la Facultad de Medicina, puntualizó al respecto que, aunque aún no se ha determinado el lugar en el que se instalará el Museo, por ahora se están recogiendo los primeros objetos que lo habitarán: «Hace unos años, varias personas comenzamos a soñar con la recopilación de la historia de la medicina en Antioquia, en la que nuestra Facultad ha liderado diferentes procesos. Lo vimos además como un acto de reconocimiento de quienes trabajamos en el área de la salud, un acervo de testimonios sobre lo que significa ser médico de Antioquia. A partir de ahí empezamos a recoger equipos, instrumentales, documentos y a compilar la historia de esta Facultad».
Estos son algunos de los objetos que harán parte de ese sueño denominado Museo para la Vida:
Máquinas que suscitan un encuentro con el pasado, el presente y el futuro
Los objetos que reposan en las colecciones particulares de aficionados a la medicina y su historia contienen relatos sobre las enfermedades, la construcción de conocimiento, los sueños de los pacientes y las experiencias de y ante la muerte.
Instrumental médico quirúrgico
En un estuche de cuero, este instrumental contiene los elementos fundamentales para la práctica de la medicina de 1870, incluidos los lentes para diagnóstico de la época. Su entrega a la Universidad de Antioquia la hizo Leni Oberndorfer, médica de la Universidad de Berlín que se enamoró de Antonio Castrillón, médico antioqueño, y por ello llegó a la Facultad de Medicina, en la que se desempeñó como docente. A través de este legado se pueden apreciar y contrastar los materiales y la tecnología para examinar el cuerpo humano de dos épocas diferentes.
Máquina de anestesia Ombredanne
Este inhalador de 1908 fue desarrollado para la administración de éter, usado como anestésico para tratar el dolor. Su inventor fue el cirujano parisino Louis Ombrédanne, reconocido por su aporte a la modernización de los aparatos médicos.
Tiberio Álvarez Echeverri argumentó que «la poética de este aparato está relacionada con su función: lo llevaban los médicos rurales para aliviar dolores y hacer cirugías en lugares remotos del país. Este elemento nos permite rastrear la evolución de las prácticas de la medicina con equipos portátiles fuera de los hospitales y las clínicas».
Cámara microfotográfica Carl Zeiss
Esta pieza (1923) fue fundamental en la Alemania de comienzos del siglo XX porque hizo parte de una revolución relacionada con el desarrollo de lentes y dispositivos ópticos para ver sistemas biológicos y objetos del orden de una micra —medida de longitud que expresa la millonésima parte de un metro—: «Le sirvió a la medicina para entender las dinámicas de los parásitos y microbios, lo cual ayudó para incrementar la calidad de vida y hacer visible lo invisible», explicó Pilar Cossio Tejada, biofísica e investigadora de este objeto.
La cámara pertenecía al doctor Gabriel Uribe Misas, quien estudió en el Instituto Pasteur y otros centros internacionales de ciencias médicas. En 1979 su familia entregó este artefacto a la Facultad de Medicina. Venía acompañado de tres placas fotográficas, un medidor de luminosidad y un objetivo para el microscopio en un estuche de madera forrado en terciopelo.
Esterilizador por vapor de Arnold
Robert Koch, cerca de 1880, demostró que los microorganismos pueden ser aislados de la enfermedad que generan, algo que influyó en la concepción de que las superficies contaminadas son vectores de transmisión de patologías, y con ello se hizo urgente la construcción de un objeto para conservar la asepsia de las cosas. Este fue patentado en 1882, en Estados Unidos, por William Arnold de la ciudad de Rochester.
Es una pieza cilíndrica de cobre. En su base perforada se disponen los objetos a esterilizar: «En su interior tiene otra campana, como una matrioska rusa, sostenida por patas de cobre que salen de una bandeja para poner agua. Esta segunda campana tiene una escotilla con dos niveles donde se disponen los recipientes a esterilizar mediante el agua hirviendo», describió Luis Fernando García Moreno, médico inmunólogo y docente, quien lo ha conservado con cuidado en su oficina desde que lo recuperó a finales de la década de 1970, antes de que fuera desechado.
Máquina de anestesia Ohio
Esta máquina, patentada en 1961, marcó el inicio de los dispositivos médicos para controlar el suministro de anestesia a los pacientes. Cuenta Élmer Gaviria Rivera, actual vicerrector general de la Universidad de Antioquia, que antes de 2005 muchos hospitales de Colombia actualizaron sus equipos médicos. Por esa época, la Clínica del Prado le dio de baja a unas máquinas de anestesia antiguas y Élmer le pidió una al gerente de la institución, el doctor Gustavo Restrepo Nicholls, para restaurarla y tenerla en un futuro Museo para la Vida.
«Tiene un sistema de vaporizadores y un regulador de gases que permitía una dosificación segura de estos anestésicos, ya fueran administrados como endotraqueales o por mascarilla. Esta noble práctica exigía que los médicos se apropiaran de la física de gases y la fisiología, que conocieran el mecanismo de vaporización. Con ello se minimizaron las complicaciones y los tiempos de la anestesia para los pacientes», narró Silvia Blair Trujillo, profesora emérita e investigadora de la Universidad de Antioquia.
Acervo fotográfico de la Facultad de Medicina
«Momento operatorio» en una de las salas de cirugía del Hospital San Vicente de Paúl. Fotografía: Archivo Biblioteca Pública Piloto.
En la Enciclopedia inacabada: Facultad de Medicina 1871- 2021 se publicaron 476 fotos compiladas en conjunto con la Biblioteca Pública Piloto. La historia de la medicina en Antioquia se puede investigar a través de estos archivos en los que se ven objetos, herramientas, operaciones, eventos, pacientes y personal médico en acción que pueden ser parte del acervo que configurará al Museo para la Vida.
Equipos de electrochoque, de terapias respiratorias, oftalmoscopio, bisturís, pinzas, torniquetes y un gran acervo fotográfico, son algunos de los elementos que han sido atesorados y preservados por este equipo de trabajo, integrado por la Universidad de Antioquia, la Biblioteca Pública Piloto y otras personas cercanas a la investigación y la medicina en Antioquia. Detrás de todos hay una historia relacionada con su llegada a la Universidad o a la ciudad, sobre quiénes los utilizaron y cómo se preservaron.
«Una de las cosas que se buscan cuando se viaja a nuevos lugares son los museos. Los objetos que allí residen a menudo nos enseñan más que los libros, uno ve que a través de ellos la gente puede aprender cómo ha sido la evolución de la medicina a través de tiempo y cómo nos ha tocado luchar por conseguir cosas que le sirvan a la humanidad», expresó Vilma Piedrahíta Echeverri, médica, exdecana y primera pediatra que tuvo Colombia.
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