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Periódico Alma Máter

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Cultura

Hendiduras del deseo, un espacio para las ideas desobedientes 

12/03/2025
Por: Lina María Martínez Mejía. Periodista Dirección de Comunicaciones UdeA

La exposición colectiva «Hendiduras del deseo»­, que estará abierta hasta el 28 de marzo en el Museo Universitario de la Universidad de Antioquia —Muua—, promueve la desobediencia y cuestiona a la sociedad que se obsesiona con la perfección, la productividad y el consumo. Las obras que reúne esta muestra artística invitan a imaginar futuros distintos desde el placer, la autonomía y la insurrección del cuerpo. 

En el recorrido por Hendiduras del deseo los espectadores pueden interactuar con obras que cuestionan el poder y presentan el cuerpo como un espacio político.  Foto: Dirección de Comunicaciones UdeA / Alejandra Uribe F. 

En medio de la sala sur del Muua hay una nevera con la puerta entreabierta. Un grupo de jóvenes se acerca para ver los productos que se exhiben en los estantes. No hay bebidas ni productos comestibles. En el compartimento superior, como si se tratara de una biblioteca, hay libros y folletos que invitan a la desobediencia: La abolición del trabajo, Locas del pueblo, Rebelde dentro de los rebeldes, son algunos de los títulos que reúne la Nevera fanzinera, una de las piezas que conforman la exposición colectiva Hendiduras del deseo, proyecto que recibió el 47.° Premio Salón Nacional de Artes en la edición 56 de los Premios Nacionales de Cultura de la UdeA.  

Después de darle un vistazo a los libros, uno de los jóvenes se lleva una copia de Ruido contra la máquina, un ejemplar de una serie de fanzines que cuenta anécdotas sobre la escena del punk en Canadá, el rock radical vasco y otras historias de artistas y géneros musicales disidentes.  

Lorena Serna López, curadora de la exposición, les explica a los espectadores que la Nevera fanzinera —una iniciativa de la editorial Valija de Fuego— y las demás obras de Hendiduras del deseo invitan a reflexionar sobre el buen vivir en medio de una sociedad que privilegia el progreso y el rendimiento, y solo reconoce ciertos estándares de belleza. 

 «Muchas veces, cuando nos levantamos, intentamos encontrarle un sentido a las cosas que hacemos: por qué tendemos la cama todos los días, por qué vamos a estudiar o a trabajar. Vivimos en un mundo en el que los avances tecnológicos no paran; además, siempre estamos tan ocupados que no nos damos cuenta de los impactos que la inmediatez y la productividad tienen sobre nuestra psique y las relaciones que establecemos con los otros; por eso, esta exposición nos propone que nos dejemos llevar por el deseo, entendiéndolo como un espacio para la terquedad y la desobediencia frente a lo que la sociedad espera de nosotros», dijo Serna López. 

Prácticas artísticas disidentes  

Hendiduras del deseo es la materialización de la tesis que Lorena Serna López presentó para graduarse de la maestría en Gestión Cultural de la Universidad de La Rioja, en España. Después de estudiar artes plásticas en la Universidad de los Andes y de trabajar en la Casa Hoffman —un espacio de exhibición e investigación en Bogotá—, descubrió que su relación con el arte estaba mediada por el diálogo y las reflexiones que proponen los artistas a través de sus obras; por eso, diseñó una plataforma curatorial a la que llamó Pandilla Bandida. 

Ideas radicales es una obra de Paraíso Fiscal, un colectivo que crea piezas de arte inspiradas en objetos de uso cotidiano. Foto: Dirección de Comunicaciones UdeA / Alejandra Uribe F.

«Cuando vi la convocatoria de los Premios Nacionales de Cultura de la UdeA, les propuse a quince artistas —amigos y colegas— que sumaran sus obras y propuestas a Hendiduras del deseo, el primer proyecto de Pandilla Bandida, el colectivo de arte nómada que planteé en mi tesis de maestría y con el que espero promover la investigación y la divulgación de prácticas artísticas autogestionadas, tercas y divergentes», contó la curadora del proyecto.  

Después de recibir el Premio Salón Nacional de Artes, modalidad exposición colectiva, ella y los artistas del grupo Pandilla Bandida prepararon sus obras y viajaron desde Bogotá para instalarlas en la sala sur del Muua. Las piezas, que incorporan diversos medios y formatos, recurren al juego, la ironía y la denuncia para poner en tensión los límites del deber ser.  

Resolución del jurado 

«Es una propuesta fresca e interesante, que sobresale por el reflejo que hace de temas actuales. Habla de un malestar actual, tanto generacional como global, y trae una propuesta multidisciplinaria que abarca la contemporaneidad en el arte y apunta hacia el futuro. Sin duda, plantea un problema teórico de una manera bastante sencilla y clara. El conjunto de obras es variado, potente y fresco, y muestra una imagen amplia del arte urbano de Bogotá»: acta de entrega del premio, firmada por Caridad Botella Lorenzo, Santiago Rueda Fajardo y Sol Astrid Giraldo, integrantes del jurado del 47.° Premio Salón Nacional de Artes. 

La diferencia como germen del deseo 

Justo en la entrada de la sala sur del Muua, donde comienza el recorrido de Hendiduras del deseo, hay un letrero escrito con aerosol sobre una tela rosada: «Consumimos cada vez más belleza, pero nuestra vida no es más bella». La pieza es de Jennifer Fonseca, magíster en Artes Plásticas y Visuales de la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá. Su obra propone una reflexión sobre la moda, lo bello, lo incómodo, lo otro, lo superficial y lo profundo: «Esa frase la leí en La estetización del mundo, un libro de Gilles Lipovetsky y Jean Serroy. Me llamó la atención porque nos habla de la obsesión que tenemos con la superficie de las cosas. Consumimos belleza, pero cada vez nos sentimos más feos, más solos y más tristes», mencionó la artista Fonseca.  

La obra de Edna Herrera, artista plástica y visual de la Academia Superior de Artes de Bogotá —Asab—, también es una invitación a cuestionar los estándares de belleza y a reconocer el cuerpo como un territorio autónomo que se manifiesta a través del deseo. Sus piezas se suman a esta exposición con el propósito de darle un lugar «a lo feo, a lo amorfo, al malestar», así se los explica Edna a los espectadores mientras les muestra cinco torsos mutilados y mórbidos que moldeó con arcilla, el material que eligió para expresar sus reflexiones: «Siempre me fascinaron los cuerpos que rompen con las estructuras anatómicas convencionales: dos piernas, dos brazos, dos ojos, una nariz, una boca; por eso, en mis obras exploro la deformidad, la enfermedad. Me interesa visibilizar los cuerpos que la sociedad invisibiliza».  

En el recorrido por Hendiduras del deseo, además de las piezas que interpelan los cánones de belleza y la falsa idea de bienestar, hay obras que se burlan de los símbolos que representan los sistemas productivos e ideológicos contemporáneos. Es el caso de En la chatarra veo los huesos de la guerra corporativa, cuatro esculturas colgadas en la pared que están construidas con chatarra tecnológica que Falon Cañón, artista plástica de la Asab, encontró en el centro de Bogotá. En su recorrido por las chatarrerías reúne partes de televisores, computadores, celulares y otros aparatos tecnológicos de diferentes marcas, y las ensambla, como si fueran piezas de lego, para crear obras que cuestionan la sobreproducción, la contaminación ambiental y otras lógicas de la sociedad de consumo: «La chatarra me sugiere formas; por ejemplo, estas esculturas tienen un diseño militar, son armas que nos hablan de una guerra corporativa y nos muestran cómo los dispositivos electrónicos y el entretenimiento drenan la fuerza vital del individuo», señaló Falon, que encontró en las low-tech —bajas tecnologías— una manera de reivindicar los procesos artesanales, la reparación y el reciclaje.  

En Hendiduras del deseo la chatarra tecnológica evidencia el desencanto que deja el progreso, los cuerpos deformes revelan otras formas de percibir la belleza y los fanzines promueven ideas disidentes; estas piezas conversan con otros formatos —dibujos, grafitis, pinturas al óleo— para reforzar la apuesta que proponen los artistas de Pandilla Bandida: «Cada día hay una mayor homogeneización en las formas, en los haceres, en la manera de lucir; por eso, este proyecto nos invita a ejercer el placer desde la autonomía y los saberes del cuerpo viviente, como uno de los actos más contestatarios ante un mundo que parece medir todo con indicadores de eficiencia y productividad»

Los Premios Nacionales de Cultura Universidad de Antioquia fueron creados en 1968 para el fomento de la creación artística en sus múltiples formas de expresión. En cada edición se entregan cuatro reconocimientos: Premio Nacional de Música, Premio Nacional de Acción Cultural, Premio Nacional de Literatura y Premio Salón Nacional de Artes. La versión 47.° del Premio Salón Nacional de Artes, modalidad exposición colectiva, destacó la investigación curatorial de artistas y gestores culturales independientes. 

 

 

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