En los ETCR se produce la paz duradera
En los ETCR se produce la paz duradera
« ... Los ETCR son los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación. Fue objetivo del Gobierno Santos (2014-2018) convertir a los ETCR en territorios para la paz. Lugares donde los excombatientes alcanzarían el tránsito a la vida civil en lo económico y social, además se configurarían los escenarios para el posconflicto... »
El 15 de agosto del 2019 se cumplió el plazo para que —según el Decreto 1274 del 28 de julio de 2017— operaran en Colombia los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR). Dos años antes, esta norma había transformado las Zonas Veredales Transitorias de Normalización (ZVTN) y Puntos Transitorios de Normalización (PTN) —lugares donde se realizó la dejación de armas y la desmovilización de las tropas de las Farc-ep— en 24 territorios para la reintegración y la reconciliación.
Fue objetivo del Gobierno Santos (2014-2018) convertir a los ETCR en territorios para la paz. Lugares donde los excombatientes alcanzarían el tránsito a la vida civil en lo económico y social, además se configurarían los escenarios para el posconflicto.
En definitiva, zonas donde excombatientes y sus familias, comunidades aledañas, organizaciones de la sociedad civil, instituciones del Estado y agencias de cooperación internacional, trabajaran conjuntamente en actividades asociativas que permitieran la reincorporación colectiva y comunitaria y la reconciliación territorial.
El resultado, a dos años de la aparición de los ETCR en Colombia, es prodigioso. Tanto la comunidad internacional como la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN) —entidad encargada de acompañar la ruta de reincorporación— presentan lo conseguido allí como una experiencia inédita y exitosa de transición de la guerra a la paz. Afirman que estos lugares se han convertido en el laboratorio para producir un giro definitivo en los programas de reincorporación: pasando de un enfoque individual a otro integral y colectivo, donde se está logrando la reincorporación comunitaria.
Varios factores explican el éxito alcanzado. Primero, la férrea convicción que tienen los excombatientes y sus familias de apostarle a la reincorporación y la reconciliación; pues, a pesar de las precarias condiciones que tienen la mayoría de estos lugares en servicios públicos, educación o salud, sus habitantes quieren permanecer en los ETCR y fortalecer sus proyecto productivos y comunitarios, e insisten en que no desaparezcan.
Recolectan entre ellos dineros para adquir terrenos, trabajan para mejorar sus casas y se esfuerzan por dotar los ETCR de infraestructura educativa y recreativa. En definitiva, le apuestan a la paz y la reconciliación territorial.
Segundo, a la manera como las comunidades han rodeado a estos nuevos miembros vecinos. Desde el arribo de los exintegrantes Farc, en diciembre de 2016, las comunidades vienen integrándolos a las dinámicas productivas y sociales. Ven en estos nuevos habitantes como un alivio a su desamparada condición: los excombatientes han traido vías, placas polideportivas y, sobre todo, la mira institucional al campo y la ruralidad.
Pasando de ejércitos temidos a vecinos amigables, con lo que se constata el papel central de los ETCR en la reconciliación. Y tercero, al estratégico acompañamiento que le ha brindado la comunidad internacional a la implentación del Acuerdo Final.
Organismos como la ONU, a través del mecanismo de monitoreo y verificación, y las embajadas de Francia y Noruega, han dado apoyo al proceso de paz, ofreciendo seguridad y tranquilidad a excombatientes y comunidades aledañas; además, impulsando programas y proyectos de desarrollo, que han permitido conectar sus productos cooperativos con los mercados internacionales. Ejemplos son las iniciativas de artesanal de muñeca de trapo —en Miranda (Cauca)— y los bolsos, sudaderas y morrales —confeccionados en el ETCR de Anorí (Antioquia)—, que tienen asegurada su comercialización.
Estos positivos resultados incrementan el deseo de que los ETCR continúen y se conviertan en lugares concretos para la reincorporación económica y comunitaria de largo plazo en el país. Que se transformen en veredas, caseríos o corregimientos para que hagan posible la implementación de las ideas plasmadas en la política pública de reincorporación colectiva y comunitaria proyectada a ocho años —hasta 2026—
(Conpes 3931 de 2018). En definitiva, consolidar estos espacios para la reconstrucción del tejido social, la convivencia y la reconciliación.
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Este texto fue publicado en el Periódico Alma Mater, Edición, 690, Universidad de Antioquia, Medellín, 28 de agosto de 2019, p. 13. En sitio web https://issuu.com/
Puede encontrar una versión ampliada de este texto en: Valencia Agudelo, Germán Darío. (2019). Reincorporación territorial en Colombia. Estudios Políticos (Universidad de Antioquia), 55, pp. http://doi.org/10.17533/udea.
Nota
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