Gestores farmacéuticos, ¿por qué son indispensables en el sistema de salud?
Gestores farmacéuticos, ¿por qué son indispensables en el sistema de salud?
«El momento histórico actual nos demanda superar el debate focalizado en narrativas políticas o morales sobre la participación de actores privados en estas actividades, y buscar de forma articulada soluciones prácticas. Es crucial superar la búsqueda de culpables de la crisis y centrarnos en la esencia: identificar e implementar soluciones orientadas a garantizar el acceso oportuno, pertinente y seguro a los medicamentos, acompañado del logro de los mejores resultados clínicos, económicos y sociales posibles».
Los medicamentos representan una de las intervenciones más efectivas y necesarias en el cuidado y recuperación de la salud. Por ello, los problemas de disponibilidad y acceso a medicamentos se traducen en barreras al ejercicio del derecho fundamental a la salud. La disponibilidad y acceso oportuno a estas tecnologías sanitarias, esenciales para atender las necesidades de los pacientes, debe ser una prioridad para los Estados.
En Colombia, la crisis del sistema de salud y los problemas de escasez y desabastecimiento de medicamentos han llevado a que, algunos sectores, señalen a las empresas de gestión farmacéutica —gestores farmacéuticos— como responsables, lo que podría ser visto como reduccionista y desconocedor de la complejidad del sistema.
En este sentido, destacamos dos asuntos esenciales. El primero, la salud individual está determinada de forma notoria por la funcionalidad del sistema de salud. Y, segundo, existe soporte que «muestra que los gestores farmacéuticos han contribuido a tecnificar procesos críticos, y a realizar una evaluación constante de la necesidad/pertinencia, efectividad y seguridad de los medicamentos». Además, han desarrollado protocolos y guías de actuación para promover la vigilancia y el uso adecuado de los medicamentos con criterios técnicos, en problemas de salud relevantes y alineados con la sostenibilidad del sistema.
Los procesos y actividades del Grupo de Investigación Promoción y Prevención Farmacéutica —P&PF— de la Universidad de Antioquia, se fundamentan en la premisa de que el acceso irrestricto, sin una revisión de pertinencia y racionalidad, expone a los usuarios de los medicamentos a riesgos en salud y compromete la sostenibilidad de los sistemas sanitarios. En otras palabras, los medicamentos pueden convertirse en fuente de riesgos para los pacientes, por los eventos adversos o los problemas derivados de su utilización inadecuada.
Así mismo, el uso inadecuado de los medicamentos se convierte en fuente de ineficiencias para los sistemas de salud, incrementando los desperdicios y provocando mayor utilización de otros servicios médicos —urgencias, hospitalización o consulta médica—. Por tanto, creemos en la necesidad de trabajar decididamente en el acceso oportuno a los medicamentos, pero también creemos que el goce efectivo del derecho a la salud depende notoriamente de un sistema de salud enfocado en lograr la racionalidad clínica, económica y social con el uso de los medicamentos.
En este marco, desde la academia, caso del Grupo de Investigación P&PF, hemos acompañado la planeación, implementación y evaluación del efecto del ejercicio realizado por algunos gestores farmacéuticos. Labor facilitada por el objetivo común de tecnificar y aportar a las dimensiones más relevantes de la cartografía farmacéutica: «la necesidad/pertinencia, efectividad y seguridad del medicamento».
Con gestores farmacéuticos nos hemos preguntado por la eficacia y eficiencia de las tecnologías médicas y por los desperdicios que se producen al usar mal los medicamentos y los dispositivos médicos. Por tanto, tenemos una visión afectada por el valor agregado, para el sistema de salud y en especial para el logro de los mejores resultados posibles en los pacientes con la utilización terapéutica de los medicamentos, que hemos ayudado a generar y a documentar. Situación evidenciada en algunas de nuestras publicaciones científicas —artículos, libros, capítulos de libro y guías de actuación farmacéutica— disponibles en nuestro micrositio web —www.udea.edu.co/pypfarmaceutica—.
Adicionalmente, en las memorias de las siete versiones realizadas del Congreso Colombiano de Atención Farmacéutica —2011, 2013, 2015, 2017, 2019, 2021 y 2023—, publicadas como suplementos, en la revista VITAE de la Universidad de Antioquia —https://revistas.udea.edu.co/index.php/vitae— se pueden identificar soportes de que las empresas de gestión farmacéutica han contribuido a tecnificar el acceso y uso adecuado de los medicamentos, trabajando con la academia y generado empleo para cientos de profesionales de la salud, en especial químicos farmacéuticos y tecnólogos en regencia de farmacia, formados con la premisa de mejorar los servicios farmacéuticos y lograr los mejores resultados posibles para los pacientes y los sistemas de salud.
Pero también es claro que el esfuerzo no ha sido suficiente para resolver los problemas de oportunidad, escasez y desabastecimiento, que se han visto intensificados en los últimos meses. Es importante afirmar que los pacientes no están recibiendo sus medicamentos a tiempo. Destacar la virtud de un sistema de gestión farmacéutica que ha madurado por más de treinta años, no abandona la necesidad de reconocer y denunciar que hay problemas.
En este sentido, es necesario relacionar algunos factores asociados a esta situación compleja, en la cual los gestores tienen un papel que cumplir:
1. Los cambios sociodemográficos y epidemiológicos; como el envejecimiento de las poblaciones, los efectos de la pandemia o el acceso a la información.
2. La presión tecnológica; el modelo de innovación de la industria farmacéutica, que constantemente reemplaza los medicamentos existentes por alternativas más novedosas —no siempre más efectivas y seguras, pero siempre más costosas—, lo que añade otra capa de complejidad.
3. Los evidentes y constantes problemas de escasez y desabastecimiento global, más notorios en la pospandemia por covid-19. El desabastecimiento de medicamentos es un problema complejo asociado a los mecanismos de producción y distribución globales y a procesos de compra, pago y logística locales.
4. El debate sin solucionar del probable desfinanciamiento del sistema.
5. Los desafíos regulatorios; incluyendo temas como los represamientos de trámites de autorización, pero también los modelos contractuales de las EPS, caso de la adquisición por licitaciones lideradas por las EPS supone desafíos operativos.
Un argumento común, y a nuestro juicio equivocado, es postergar la preocupación por el uso adecuado hasta tanto se resuelvan los problemas de acceso. Esta dicotomía es insostenible. En ocasiones la revisión de la medicación puede optimizar tratamientos, identificar terapias innecesarias y proteger al paciente de lesiones innecesarias asociadas a la utilización terapéutica de los medicamentos.
Para ello, se requiere del desarrollo y estructuración de estrategias que contribuyan a la reducción de la probabilidad de aparición de problemas relacionados con el proceso de utilización de los medicamentos —errores de medicación— y de problemas relacionados con los resultados en salud de los medicamentos en los pacientes —el no logro de los objetivos terapéuticos buscados por el médico o por la aparición de problemas de salud adicionales—.
En este sentido, los sistemas de salud requieren de una gestión farmacéutica especializada, capaz de establecer mecanismos que no solo garanticen la disponibilidad y acceso oportuno y seguro a los medicamentos, sino que también contribuyan al logro de los mejores resultados posibles, incluyendo la reducción de los riesgos asociados a su uso.
El momento histórico actual nos demanda superar el debate focalizado en narrativas políticas o morales sobre la participación de actores privados en estas actividades, y buscar de forma articulada soluciones prácticas. Es crucial superar la búsqueda de culpables de la crisis y centrarnos en la esencia: identificar e implementar soluciones orientadas a garantizar el acceso oportuno, pertinente y seguro a los medicamentos, acompañado del logro de los mejores resultados clínicos, económicos y sociales posibles.
La búsqueda de culpables debe ser reemplazada por la meta de alcanzar acuerdos sociales soportados en lo técnico y que prioricen soluciones para los pacientes, por encima de diferencias políticas. En definitiva, consideramos que:
1. Es necesario seguir avanzando y fortaleciendo los modelos de servicio de los gestores farmacéuticos. Este rol es indispensable en el sistema, y deben emprenderse todas las medidas que logren optimizar su nivel de calidad. Además, la crisis de los medicamentos es multifactorial; no es solo una crisis de servicio, política o de responsabilidades mal asignadas.
2. La gestión farmacéutica es indispensable. Conlleva obstáculos sustanciales, como los ya mencionados, pero es indiscutible su funcionalidad para anticipar y mitigar riesgos en salud, optimizar los recursos del sistema y garantizar la continuidad de los tratamientos. Más allá de un tema técnico o administrativo, se trata de un imperativo ético: la salud de la población no puede quedar sujeta a disputas políticas o centradas en los recursos y las utilidades.
Como académicos, ponemos a disposición del sector nuestra disponibilidad para seguir realizando lo que hemos intentado hacer por más de treinta años en el sistema, contribuir al logro de los mejores resultados en salud posibles con la utilización de los medicamentos y otras tecnologías en salud. Documentar y evidenciar los aportes al sistema de los gestores es una de nuestras responsabilidades.
Estamos convencidos de que el trabajo colaborativo es un mejor camino que la búsqueda de enemigos y responsables de la crisis. Confiamos en que se tomen las mejores decisiones para los pacientes y para la sociedad en general, y que el talento humano en salud no se vea gravemente afectado por decisiones políticas o a una visión reduccionista de las responsabilidades.
- Esta columna es resultado de las dinámicas académicas del Grupo de Investigación Promoción y Prevención Farmacéutica, de la Universidad de Antioquia.
- Esta columna fue publicada en el sitio El Espectador el 2 de abril de 2025.
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Notas:
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