Servicios maternos, un parto con complicaciones
Servicios maternos, un parto con complicaciones
En los últimos años, diversas unidades de obstetricia de Medellín han cerrado por falta de demanda para sostenerlas. Una investigación realizada por la Universidad de Antioquia reveló algunas problemáticas que impactan los servicios de partos en la ciudad.
Imagen de rawpixel en Pixabay
Contracciones, dolor abdominal y sangrado. Esas son las alertas que habitualmente le indican a una futura madre que debe prepararse para el parto. Ese procedimiento —que médicamente es tan común—, es hoy, sin embargo, uno de los puntos críticos del sistema de salud en Medellín: desde hace varios años hay una disminución considerable de las unidades de obstetricia y cada vez son más altos los costos para atender el procedimiento de manera integral.
Clínicas como El Sagrado Corazón, Las Vegas, Comfenalco y la IPS Universitaria son algunas de las instituciones que en los últimos años han cerrado sus unidades de atención de partos en Medellín. Algunas de ellas debido a problemáticas como el bajo volumen de atenciones, la capacidad de sostenimiento del servicio, la tarifa que reconocen los pagadores frente a los costos de la atención y las constantes exigencias normativas del sistema.
Y aunque el panorama de cierres parece estar controlado, pues en el último año no se han presentado cierres definitivos de otras unidades, las preocupaciones que tienen en cuidados intensivos a este tipo de servicios llevaron a que la Secretaría de Salud de Medellín convocara a la Universidad de Antioquia para analizar esta situación e investigar el desbalance entre el costo del parto y la tarifa que reciben los prestadores por este servicio.
De dicho convenio surgió el estudio Análisis del costo de la atención del parto en Medellín, presentado en el 2016 y siendo el más reciente que existe sobre el tema.
La investigación evidenció que «el costo de un parto no se puede entender solo desde lo netamente asistencial, pues este proceso incluye costos asociados para una atención integral», según explicó Paula Castro García, profesora de la Facultad de Ciencias Económicas de la Alma Máter. La investigación realizada por el Grupo Economía de la Salud —GES—, de la Facultad de Economía, y el grupo Nacer, de la Facultad de Medicina, convocó a seis instituciones prestadoras de salud a participar, pero solo tres de ellas —que concentran el 33 % de los partos de la ciudad— aceptaron brindar información.
Además de identificar el costo ideal de un parto en la ciudad, la tendencia a la reducción del número de partos fue notoria, generando así una reacomodación de la oferta por este servicio. Dentro de la investigación se plantean algunos retos importantes a tener en cuenta, como que la atención de partos es un servicio de volumen que solo es posible sustentar a partir de una demanda considerable y garantizada.
También aparecen como punto crítico los manuales tarifarios. Los prestadores de salud negocian la tarifa del servicio eligiendo alguno de los tres manuales tarifarios con los que cuenta el país: ISS 200, ISS 2001 y Soat. Los dos primeros fueron diseñados por el extinto Instituto del Seguro Social; el último, pensado para la atención de accidentes de tránsito.
Para Sandra Vélez Cuervo, jefe del Departamento de Ginecología y Obstetricia de la Facultad de Medicina, es necesario reevaluar la vigencia de las tarifas actuales, teniendo en cuenta que se han modificado los protocolos de atención para el cuidado de la población gestante, que incluyen unos mínimos de atención distintos a los establecidos hace 19 años por la Resolución 412 del Ministerio de Salud.
Ruta integrada de atención, la cura
Desde 2016, Colombia cuenta con la Política de Atención Integral en Salud —Pais— que busca la transformación del modelo al que pertenece la ruta integrada de atención maternoperinatal, la primera de estas firmada por el Ministerio de Salud. La ruta le apunta al mejoramiento del servicio mediante su implementación, permitiendo una oportuna clasificación de las maternas para que su atención se dé en la institución más adecuada, según su caso y los profesionales que necesita.
«Esta es una concepción que las pacientes aún no tienen, ya que desde el embarazo desean atender su parto en clínicas que no necesariamente corresponden al nivel de complejidad de su procedimiento», precisó Vélez.
Uno de los mayores retos es implementar nuevos procesos de renegociación entre las entidades aseguradoras de salud y las instituciones que prestan el servicio, teniendo en cuenta el costo real de procesos como el parto, pues tanto la investigadora Castro como la ginecobstetra Vélez, coinciden en que se debe encontrar un balance entre los costos y la complejidad de atención, buscando que estos servicios sean autosostenibles y, así, evitar próximos cierres de estas unidades.
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