Patologías y traumas que revela el cuerpo de Tomás Carrasquilla
Patologías y traumas que revela el cuerpo de Tomás Carrasquilla
A partir de signos encontrados en sus restos óseos, el Laboratorio de Osteología de la Universidad de Antioquia reconstruyó un perfil biológico del escritor antioqueño Tomás Carrasquilla, con las enfermedades que padeció en vida.
Los restros óseos fueron tratados para prevenir la degradación del material esquelético por biodeterioro, vía mecanismo colonización microbiana, se sumergió el material óseo en etanol al 70%. Fotos: Dirección de Comunicaciones / Maria Camila Monsalve Ardila.
Los huesos de Tomás Carrasquilla que reposaban en un osario de la cripta de la Catedral Basílica Metropolitana de Medellín, junto a los de su hermana y su cuñado, con quienes vivió la mayor parte de su vida, se encuentran ahora en el Cementerio Museo San Pedro. Estos fueron inhumados en abril en el mausoleo 132, como parte de la estrategia «Todo hombre es una historia», una iniciativa de esta institución que busca recuperar la memoria de algunos personajes que hacen parte del Museo.
Pero antes de ser enterrados en este cementerio, los restos del escritor fueron estudiados en el Laboratorio de Osteología Antropológica y Forense de la Universidad de Antioquia con el fin de encontrar, verificar y corroborar las patologías y traumas que tuvo en vida el novelista y cuentista antioqueño —véase destacado— a partir de la información que se puede encontrar en sus huesos.
Lo primero que sorprendió fue que los restos de Carrasquilla estaban en muy buen estado para el momento de su deceso. En términos osteológicos, el esqueleto es de un «buen muerto». «Encontramos los huesos en perfecto estado», mencionó a la diestra del esqueleto Timisay Monsalve Vargas, antropóloga física y coordinadora del Laboratorio de Osteología de la UdeA, un espacio recientemente renovado.
Carrasquilla falleció el 19 de diciembre de 1940 a los 82 años, una edad avanzada, teniendo en cuenta que, a la época, según un informe escrito por el economista colombiano Lauchlin Currie en 1950, era más del doble de años de esperanza de vida de un colombiano promedio, debido a la falta de servicios higiénicos y la poca variedad en la alimentación. En cambio, Carrasquilla murió con el cráneo robusto —un indicador de buena salud— pese a sufrir varias enfermedades complejas como diabetes, ceguera, ciatalgia y reumatismo.
A la edad de su muerte el escritor tenía buena complexión, a pesar de que, en los estudios hechos por el Laboratorio de Osteología Antropológica y Forense de la Universidad de Antioquia, 83 años después de su fallecimiento, se encontró que el escritor tenía signos de traumas y padecimientos aún no descritos en su biografía, ni reportados por los médicos que lo trataron en su época.
Más que un escritor costumbrista
El narrador colombiano nació en Santo Domingo, municipio de Antioquia, en 1858, y murió en Medellín en 1940. Se considera un ícono de la narrativa colombiana debido a que su obra logró, con una estética original, retratar una época, unos lugares y unas situaciones. Por estas características algunos lo clasifican con imprecisión, como un autor «costumbrista».
Tuvo diversos oficios: sastre, secretario de juzgado, dispensario de mina y funcionario público. Pero fue su labor como escritor de novelas, cuentos, críticas y ensayos lo que hace recordar su nombre. Entre su producción pueden mencionarse las novelas Frutos de mi tierra (1896), La marquesa de Yolombó (1926) y los cuentos En la diestra de Dios Padre (1896), Simón el mago (1890) y San Antoñito (1889).
Una osteobiografía
Con los restos óseos del novelista, la información biográfica recopilada y el apoyo de los investigadores de Carrasquilla, el Laboratorio reconstruyó un perfil biológico contrastado y se elaboró una contribución multidisciplinaria llamada «osteobiografía».
Los investigadores del Laboratorio de Osteología de la UdeA mencionan una pseudoartrosis, debido al deterioro óseo presentado en varias piezas del esqueleto.
Lo primero que se hizo fue aplicar tratamientos de conservación, limpieza y desinfección con alcohol etílico al 70 %, para evitar el deterioro de las partes, preservar las piezas óseas y el ADN, y poder hacer estudios posteriores.
«Encontramos que tiene fusionadas varias vértebras, algo que está relacionado con la espondiloartropatía. Evaluamos la alteración, pérdida o formación en cada hueso, a fin de establecer un diagnóstico diferencial».
A veces, en las historias clínicas que pueden acceder, se encuentran elementos que ayudan a revisar los padecimientos, pero no siempre coinciden los diagnósticos con la realidad: «Por ejemplo, en su momento, los médicos determinaron que Carrasquilla tenía un ataque de ciática —un dolor o alteración del nervio ciático, que va de la zona lumbar hasta el muslo—. Sin embargo, notamos algo diferente en el esqueleto: encontramos una fractura de cadera con desplazamiento de la cabeza femoral, que genera un roce continuo entre ambas porciones de hueso, lo que produjo una pseudoartrosis que le impedía caminar», explicó Timisay Monsalve Vargas.
Por momentos, las referencias llegan de sus biógrafos, en el caso de este célebre narrador. La investigadora encontró en varias anotaciones de historiadores que entre los años 1926 y 1928 Tomás Carrasquilla se cayó en la puerta de su casa, fechas desde las que se empieza a mencionar él mismo como «tullido».
«Sigo lo mismo de tullido, de inválido, de fregado y de jodido. No me falta sino poner escuela y conseguir Niño Dios, para estar (sic) lo mismo que mi héroe Dimitas Arias —maestro tullido, protagonista de uno de sus cuentos—», le escribe Tomás, en una carta fechada el 7 de octubre de 1928 a Ignacio Cabo, según se cuenta en el libro Tomás Carrasquilla. Una biografía (2022, Fondo Editorial Universidad de Antioquia), escrito por la investigadora Leticia Bernal Villegas, texto que recopila información inédita de archivos familiares para reconstruir el contexto individual y social del escritor antioqueño.
Entre los objetivos de la reconstrucción osteobiográfica está llenar los vacíos de información clínica, que no siempre es clara y completa. Por ejemplo, otro signo de «pseudoartrosis» lo encontró Monsalve Vargas en algunos huesos de la muñeca de la mano izquierda, donde también halló fracturas y pseudoartrosis, al parecer simultáneas en tiempo a la fractura del fémur. Cotejando con su biografía, en la década del treinta, la última de su vida, Carrasquilla andaba con muletas.
«Lo que dice en la historia clínica el médico Alberto Saldarriaga, que lo operó en el Hospital Universitario San Vicente de Paúl, es que posiblemente tenía una “artritis obliterante”, aunque creemos que es un problema de transcripción, posiblemente del párroco, porque lo correcto es una “arteritis obliterante” —un tipo de inflamación de los vasos sanguíneos—. Además, también tenía diabetes, que pudo provocar la posterior amputación de una de sus extremidades».
En efecto, el 14 de diciembre de 1940, cinco días antes de que Carrasquilla muriera, en el Hospital San Vicente de Paúl el médico Saldarriaga le amputó una pierna debido a una gangrena seca. El narrador murió en Medellín de una gangrena seca, no se sabe si fue producto del avance de esta enfermedad, del procedimiento quirúrgico hecho en los días previos o por otra razón.