«Un triunfo es un compromiso»
«Un triunfo es un compromiso»
«Tal vez, serán considerables las páginas que se escribirán a propósito del fallecimiento de quien pasó del campo de la lucha armada irregular al verdadero ejercicio político, práctica que aprovechó para gestionar una labor democrática y civilizada, mediante su experiencia de la función pública, a manera de un reto por el que se hizo célebre y que fortaleció su gobierno lejos de la confrontación, de la guerra, del lenguaje desmedido o de la treta del asalto como hoy lo vemos y padecemos por doquier».
El título que antecede a la presente columna corresponde a una de las declaraciones pronunciadas por el recientemente fallecido expresidente de Uruguay, José Alberto Mujica Cordano, al momento de su triunfo en las elecciones presidenciales de su país en 2010.
En tiempos confusos, mejor, turbulentos, como estos que asistimos hoy, mueren líderes cuya trayectoria se caracterizó por su papel influyente en la política regional y, por qué no, en la mundial. Ese fue el caso de José «Pepe» Mujica, quien falleció el 13 de mayo de 2025 dejando un legado de ejemplo personal y de una singular mirada política que lo hizo célebre, particularmente en este lado del mundo. Se trató de un liderazgo que logró, no obstante, las animadversiones por quienes censuraron su pasado de combatiente en la guerrilla de los Montoneros.
Tal vez, serán considerables las páginas que se escribirán a propósito del fallecimiento de quien pasó del campo de la lucha armada irregular al verdadero ejercicio político, práctica que aprovechó para gestionar una labor democrática y civilizada, mediante su experiencia de la función pública, a manera de un reto por el que se hizo célebre y que fortaleció su gobierno lejos de la confrontación, de la guerra, del lenguaje desmedido o de la treta del asalto como hoy lo vemos y padecemos por doquier.
Sí, el fallecido expresidente Mujica fue fiel a su causa, en particular, aquella que se propuso adelantar cuando el pueblo uruguayo creyó en su propuesta política y lo eligió para que gobernara su país entre 2010 y 2015. Fue una victoria que celebró sin aspavientos, un momento de su logro democrático cuando pronunció, entre otras estas palabras: «Un triunfo es un compromiso». Imperativo que sostuvo durante y después de su mandato y con el que se granjeó la admiración que ostentó hasta su muerte el también conocido como el «presidente austero».
Fueron considerables los retos sociales y políticos que el mundo ideal del expresidente uruguayo le demandó y consolidó. Aquí vale recordar sus tiempos de gobierno cuando de manera inédita para América Latina, Mujica promovió reformas en su país como el matrimonio igualitario y el consumo legal del cannabis: y esto, solo por tener presentes algunas de sus audacias en materia de reconocimiento de derechos. Estas actuaciones lo convirtieron en figura relevante de difícil reemplazo, menos en tiempos cuando el triunfo en materia de gobierno está reservado para quien excluya, despoje, desconozca, desplace y atropelle a quienes solo reclaman el respeto a su dignidad, no obstante, la respuesta que consiguen es ver que sus derechos son conculcados.
Su legado bien podría calificarse como el de un líder pacifista, quien tras abandonar el campo de combate pasó a regentar los destinos de su país, gracias a los sufragantes, quienes confiaron en el nombre y programa de un candidato que no los defraudó durante los cinco años del ejercicio de gobierno, llevado a cabo por el presidente excéntrico, singular, o mejor, por el mandatario estoico como él mismo se autodefinía.
Así fue el segundo capítulo de la vida de quien pasó a hacer parte de nuestra memoria, pues ¿Cómo no recordar al presidente que dejó un legado personal y político digno de imitar?, ¿Cómo no evocar hoy a José «Pepe» Mujica intacto y coherente en su pensar y actuar?, y ¿Cómo no rememorar a quien atendía las entrevistas periodísticas sin abandonar sus respuestas inteligentes y llenas de buen humor? Entonces, es oportuno traer a estas líneas apartes de la entrevista brindada a una cadena radial colombiana, retransmitida el 14 de mayo de 2025 por La W, sobre su elección presidencial en 2010, cuando un interrogante final tenían los apurados periodistas para el presidente Mujica, quien, amparado por los micrófonos en manojos, se despedía con un «ya, ya me debo ir», pero que, ante la insistencia de una última pregunta, contestó: «No, la última pregunta es para el cajón».
Pronto se cumplirá un mes del fallecimiento del singular gobernante José «Pepe» Mujica, quien en el recuerdo seguirá presente entre nosotros por su silencio para la última pregunta, por su vida que se apagó de puro final antes de que la levedad de sus cenizas descendiera a esa tierra de la que procedió.
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