Valle de Aburra

En la plazoleta central de nuestro Campus principal—escenario de alegrías universitarias y reivindicaciones sociales— dos cuerpos arqueados emergen de una flor de loto y se elevan a dieciocho metros de altura. La particular danza de concreto y bronce, el misterioso abrazo de la figura femenina unida a Prometeo, es, junto con el himno y el escudo, la obra más emblemática de la Alma Máter. Fue el antioqueño Rodrigo Arenas Betancourt el que concibió tal monumento; construido en el Campus, justo cuando el campus era construido. Alrededor de ese símbolo —que suscita un desbordante sentido de pertenencia en miles de universitarios— orbitan cotidianamente diálogos, proyectos, experiencias e infraestructuras propiciadas por la Universidad para contribuir y transformar las dinámicas sociales y humanas que se tejen en ese territorio sobre el cual se extendió Medellín hasta convertirse en el Valle de Aburrá, una subregión que ha hospedado a millones de hombres y mujeres que vinieron de toda Antioquia, de todo el país, de todas latitudes, y que han contribuido con su trabajo al desarrollo y progreso de uno de los conglomerados urbanos más importantes de Colombia. Son ellos, hombres ¡y mujeres!, creadores de energía, representados en el inspirador monumento, metáfora de lo que significa la Universidad de Antioquia.