Relieves - Cuaderno UdeA 2022

Antioquia, es la Universidad

Decir «Universidad de Antioquia» implica una particular forma de significar. De un lado, ese nombrar es una referencia a un conjunto de espacios, de sedes, de campus, de aulas, de laboratorios, de habitáculos… de lugares en los que a diario la institución materializa, a través de acciones y vivencias, sus propósitos fundamentales: la formación integral de seres humanos, la investigación y la extensión universitaria—. Pero, de otro lado, decir «Universidad de Antioquia» trasciende lo material y devela una íntima emoción —ese pathos— de lo que significa formar parte de una institución con más de 218 años de historia, que ha enraizado presencias aquí y allá; de lo que significa ser uno de los miembros de una entidad donde el diálogo, el debate y el reconocimiento de las diversidades, suscita cotidianamente confrontaciones, reivindicaciones y transformaciones humanas y sociales. 

Acunada desde 1803 en la Villa de la Candelaria —hoy convertida en ciudad de Medellín―, desde la década de los noventa la Alma Máter empezó a descentralizar su oferta académica y, mediante un proceso de regionalización reconocido como modelo a nivel nacional, abrió sedes y seccionales en las nueve subregiones del departamento antioqueño. Antes de ello, sin embargo, a través de proyectos de investigación y extensión universitaria, profesores, estudiantes e investigadores ya venían propiciando diálogos con las comunidades; recorrían largos y complejos caminos para identificar y dar a conocer nuestra biodiversidad; y, también, acompañaban y generaban en las poblaciones procesos sociales y políticos, de bienestar y de reconocimiento cultural. 

Ese histórico y diverso vínculo con los territorios, señal inequívoca de que, en realidad, Antioquia es la Universidad, inspira este Cuaderno UdeA 2022. En esta edición, a modo de bitácora de viaje, resaltamos algunos de los relieves de nuestra presencia en cada una de las nueve subregiones de Antioquia. Los rasgos que referenciamos a continuación –¡de los tantos que nos hacen sentir orgullosos!– son apenas una arbitraria evidencia de esa relación natural entre la Universidad y el territorio, una relación que trasciende las paredes de las aulas y alcanza los pliegues de las montañas, ríos, páramos y costas, para convertirse en una potente presencia institucional que, con simpleza o profundas honduras, hoy constituye a la Alma Máter como un prominente relieve entre relieves.

John Jairo Arboleda Céspedes

Rector