Durante muchos años, en nombre de la seguridad alimentaria y nutricional de las poblaciones, se favorecieron acciones que permitieron consolidar sistemas alimentarios agroindustriales, desarrollados bajo lógicas capitalistas. Este tipo de sistemas no lograron poner fin al hambre en el mundo y en su lugar concentraron altos capitales y poder, excluyeron la economía campesina, promovieron una producción agropecuaria industrial, intensiva e insostenible ambientalmente, limitaron la diversidad de alimentos disponibles y dificultaron establecer relaciones diferentes a las comerciales.

El aumento de las desigualdades de ingresos y riqueza y el acceso desigual a los servicios clave, como la salud y la educación, dentro de los países también requieren profundas transformaciones de las políticas sociales, territoriales y fiscales. Diseñar la combinación correcta de políticas transformadoras y equilibrar las consideraciones a corto y largo plazo requiere los esfuerzos integrados de científicos, academia y especialistas en políticas. Como también se necesita un amplio apoyo público y aceptación.

La calidad de la educación es la suma de varios procesos. UNESCO considera que la calidad depende de los factores relacionados con la facilidad en el acceso a la educación, como la cercanía de los establecimientos a las habitaciones de los estudiantes, la disponibilidad de cupos en las escuelas, la eficiencia de los procesos dentro del sistema, como la gestión escolar, la pedagogía, las facilidades físicas y medios de aprendizaje adecuados; y la calidad de los actores que intervienen, directivas, profesores, alumnos y padres de familia.

Cuando se habla de justicia, de equidad, se piensa en conceptos utópicos, en el propósito o ideal de toda sociedad, pero de talante poco realista o al menos no del todo alcanzables. Sin embargo, de cara al tercer milenio estos temas están cada vez más presentes en la agenda pública de gobiernos y entidades multilaterales. Con el fin de lograr el cierre de brechas a nivel mundial, hay identificadas unas metas por Naciones Unidas que buscan la acción entre todos los países, con el fin de promover la prosperidad humana en el horizonte 2030.

Se ha creído que Colombia es privilegiada por su alta disponibilidad de recursos naturales e hídricos. Así como la regulación ambiental para su protección la cual se ha descrito como exhaustiva y completa.  Empero los datos no soportan ninguna de estas afirmaciones. El Environmental performance index, diseñado para hacerle seguimiento al cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible, muestra un deterioro progresivo del país ocupando el lugar 71 en provisión de agua potable, el 61 en sistemas de saneamiento y el 68 en el suministro de ambos servicios de utilidad pública respecto a los 180 países que hacen parte de estas metas en 2018.

El calor y la electricidad son las dos formas de uso final de la energía en la sociedad y son indispensables para garantizar la calidad de vida y el progreso material de las comunidades. El acceso y disponibilidad de tales formas de energía en condiciones de eficiencia y costos razonables, es determinante para precisar los indicadores de equidad social de un país. No obstante, lo anterior, una de las grandes problemáticas mundiales que origina graves consecuencias sociales, es la dificultad de acceder a la energía por parte de las comunidades de menores ingresos y de las regiones de menor desarrollo social y económico.

¿Qué ganarían las empresas si deciden contribuir a la agenda global enmarcada en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible? El desarrollo económico se ha constituido en el principal objetivo de la política económica. Hoy, no se concibe una propuesta económica, de mediano o largo plazo, en la cual el objetivo central no este referido al mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos en un territorio específico.

La industria, la innovación y la infraestructura constituyen para las Naciones Unidas motores fundamentales del crecimiento y el desarrollo económico, por tanto, su promoción y práctica responsable es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible –ODS–. Lo anterior se debe especialmente a la alta concentración poblacional en las urbes, alrededor del 50% de la población mundial habita en ciudades, que implica la necesidad de trabajar por soluciones de transporte, prestación de servicios públicos domiciliarios y telecomunicaciones, esta última en aras de garantizar la conectividad, el acceso a la información y el conocimiento para cerca de 4.000 millones de personas, de las cuales 90% habita en países en vía de desarrollo.

Para que el ODS número 10, reducción de las desigualdades, sea una realidad y no un mero deseo encerrado en un cuadrito rojo, se deben dar unas condiciones que también se deben cumplir para los demás Objetivos: requiere de una adecuada financiación que permita cumplir con cada una de sus metas; demanda un ecosistemas de datos confiables que, una vez convertidos en información abierta y conocimiento, permita la realización de diagnósticos sobre la desigualdad en el mundo y la toma de decisiones eficientes y eficaces para reducirla.

En Medellín somos conscientes de la importancia de trabajar juntos por una ciudad y por un mundo sostenibles. Hemos asumido de manera activa la incorporación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en los procesos de planeación de la ciudad, con el fin de alcanzar mayores niveles de bienestar y equidad en el largo plazo.

Este objetivo se dirige al circuito del mercado responsable, donde a su vez se inscriben dos actores claves: aquellos quienes lideran el proceso productivo, que nombraremos los productores responsables; y la sociedad que para acceder a los bienes de consumo actúan en el circuito de dicho mercado, que serán nombrados aquí como los consumidores responsables.

Este objetivo es importante porque se estima que las actividades humanas han contribuido al aumento en la temperatura global del planeta en aproximadamente 1°C por encima de los niveles preindustriales, este aparente bajo cambio en la temperatura global conlleva importantes efectos negativos. Por ejemplo, se estima que si la temperatura aumenta 2°C el 30% de biodiversidad del planeta correría peligro y, por otra parte, el nivel del mar ya subió 20 cm desde 1880 y se proyecta aumentos entre 30 y 120 cm para el año 2100.

El Departamento de Antioquia con la segunda costa más extensa en el Caribe colombiano (510 km), ha realizado importantes esfuerzos en torno a este objetivo a través de la Universidad de Antioquia, en especial mediante sus programas de Ciencias del Mar y sus unidades académicas relacionadas, que han contribuido con avances en el estudio de los procesos físicos, químicos y biológicos del océano, así como temas de biodiversidad y aprovechamiento sustentable, con el fin de alcanzar este objetivo.

La humanidad ha enfrentado diferentes problemas ambientales a lo largo de su historia, sin embargo, en la actualidad hay una especial preocupación debido a los efectos masivos que estos pueden tener sobre la salud de las personas y el impacto en los recursos sobre los cuales se sostiene la vida. 

Las instituciones, como lo propone el profesor John Elster, son arreglos que elaboramos en momentos de racionalidad para limitar los impulsos irracionales en la sociedad. Estas instituciones no están operando de manera adecuada en nuestra democracia. La irracionalidad desmedida, expresada en la violencia política que nuestras reglas de juego no logran contener, no hace distinción ideológica y afectan a todas las fuerzas políticas.