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A propósito de la contingencia de contaminación del aire en el Valle de Aburrá

El Grupo de Investigación Salud y Ambiente de la Facultad Nacional de Salud Pública – FNSP- de la Universidad de Antioquia en sus más de 25 0 años de experiencia formando profesionales en el campo de la salud ambiental y con un trabajo ininterrumpido en investigaciones epidemiológicas de la contaminación del aire desde 2016, y La Corporación las Marias al Aire una plataforma por la democratización del conocimiento en salud ambiental; manifiestan su preocupación respecto a la situación actual de calidad del aire en el Valle de Aburrá, que supera las predicciones realizadas por el Sistema de Alerta Temprana - SIATA-. 

Consideramos pertinente que las autoridades ambientales y entidades territoriales adopten las medidas más estrictas contempladas en el POECA con el fin de disminuir la exposición a la contaminación del aire de las personas en el Valle de Aburrá y anticiparse a una situación más compleja para la salud de la población.

Si bien la norma nacional de calidad del aire (Artículo 11 de la Resolución 2254 de 2017 expedida por el Ministerio de Ambiente) permite a los tomadores de decisiones declarar niveles de prevención, alerta o emergencia mediante criterios de constatación, la misma también permite que mediante pronóstico, se declaren estos estados para reducir los niveles de contaminación del aire en el Valle de Aburrá que se presentan durante los meses de febrero a marzo y octubre a noviembre de cada año. Por lo que invitamos a las autoridades ambientales (Área Metropolitana del Valle de Aburrá – AMVA- y Corporación Autónoma Regional del Centro de Antioquia – CORANTIOQUIA-) a que las medidas se adopten mediante los pronósticos y predicciones emitidas por el SIATA.

Las investigaciones llevadas a cabo por AMVA en colaboración con un grupo de investigadores de la FNSP han proporcionado datos que subrayan la urgencia de abordar este asunto desde la perspectiva de la salud pública. Un análisis realizado entre los años 2008 y 2019 revela que 600 personas fallecen anualmente debido a la exposición al PM2.5 y al ozono; al tiempo que evidencia que cada aumento de 10 microgramos por metro cúbico de PM2.5 en el promedio diario aumenta el riesgo de mortalidad en personas mayores de 65 años y en la primera infancia. Otro análisis revela que durante el periodo de gestión de episodios se incrementan las consultas a los servicios de urgencias y de consulta externa por enfermedades respiratorias entre el 4 y 17% durante los días que las estaciones de monitoreo sobrepasan los niveles de riesgo para la salud (nivel III- naranja y nivel IV- rojo).  

Para el bienestar del Valle de Aburrá es crucial que se impulse de manera activa el fortalecimiento del tejido social e institucional, mediante la promoción y el fomento de una cultura de conocimiento que priorice la preservación de la vida a través de la salud pública y el respeto irrestricto a los derechos humanos, en lo concerniente a la salud y al ambiente sano como derechos fundamentales. Por lo que es imperativo establecer políticas públicas intersectoriales que identifiquen y atiendan las causas subyacentes de la contaminación atmosférica, al mismo tiempo que promuevan un desarrollo sustentable que proteja tanto la salud humana como el equilibrio del ecosistema. 

Al constatar las afectaciones directas al derecho individual y colectivo a un ambiente sano que requiere medidas e intervenciones adecuadas, en este sentido, hablar de la gestión de la calidad del aire debe priorizarse en las agendas de las ciudades y su desarrollo.

La calidad del aire no se debe tratar como un asunto coyuntural sin visión de mediano y largo plazo. Atender las emergencias por eventos severos de contaminación del aire es indispensable, pero eso no significa que la gestión de la calidad del aire se deba concentrar solo en los “episodios de contaminación”. La discusión debe ser profunda, permanente e incluir a todos los actores.

Instamos a todas las instituciones educativas, a realizar campañas pedagógicas en materia de calidad del aire, de cómo esta puede afectar la salud de las personas principalmente los grupos de riesgo (menores de 5 años, mayores de 65 años, embarazadas y personas con enfermedades preexistentes). Además, de analizar las alternativas de la virtualidad (teletrabajo, clases virtuales, etc.). Con el fin de reducir la exposición a las malas condiciones del aire actual de las personas que habitan y trabajan en el Valle de Aburrá.

De igual manera reconocemos la importancia de las acciones individuales en episodios de contingencia que han sido recomendadas por la autoridad ambiental como: Hacer uso del Sistema Integrado de Transporte del Valle de Aburrá, evitar el uso del vehículo o moto para trayectos cortos, compartir el vehículo con más personas, planear los recorridos para hacer más cosa en un solo viaje y restringir la actividad física a lugares cerrados como coliseos. 

Los principales contaminantes del aire en el Valle de Aburrá son: material particulado (PM2.5 y PM10), Ozono Troposférico, Monóxido de Carbono, Dióxido de Azufre, Óxido de Nitrógeno y Compuesto Orgánicos Volátiles. En caso de estar al aire libre, recomendamos usar tapabocas  N95 o N99 esos números se refieren a la eficiencia de filtración de partículas que tiene el tapabocas y son estándares utilizados en las clasificaciones que son emitidas por el Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH, por sus siglas en inglés) en los Estados Unidos.