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Opinión | Mujer rural, inmarcesible

La Real Academia de la Lengua define inmarcesible como “aquello que no puede marchitarse”; como el poder inigualable de las mujeres campesinas de Colombia porque en los surcos de dolores, desde su labor diaria, de sus esfuerzos cotidianos desde antes de salir el sol y de sus manos poderosas y creadoras, es que el bien germina. Si el Día de la Mujer es, ante todo, una fecha de conmemoración de los derechos de las mujeres, es una oportunidad para resaltar e impulsar el ejercicio fundamental de los derechos de la mujer campesina, sin los cuales el bien justo del que habla nuestro himno nacional no sería posible, y el “ya” estaría cada vez más lejano. 

Las mujeres campesinas son ejemplo de resistencia y resiliencia. Su entrega constante frente a un sinnúmero de situaciones adversas nos hace pensar que son ellas las principales protagonistas de la pervivencia que hoy se construye desde los territorios, dando respuesta de forma valiente a las miles de complejidades que se enfrentan desde el campo y a las necesidades más básicas del ser humano como lo es la alimentación. 

Sí, es esa mujer que, con manos encallecidas, de pies amasadores de barro y tierra, con machete, rastrillo y azadón, puede hacer germinar el suelo más estéril excepto uno: el de la indiferencia. Ella que llena el campo de esperanza y confianza para un mejor futuro a pesar de enfrentar adversidades como el conflicto armado, las violencias y discriminaciones basadas en género y las barreras para el acceso a bienes y servicios que les permitan satisfacer sus necesidades más elementales, cualificar su labor y dignificar su vida.

Que hoy, un día significativo por y para la lucha histórica de las mujeres, se convierta en un motivo, en un aliciente para abogar por mejorar sus condiciones de vida, para hacer visible y amplificar sus voces frente a sus necesidades, restricciones y limitaciones, así como por sus apuestas para el reconocimiento de aquellas labores que en el territorio deben asumir de manera anónima, impositiva, ignorada y subvalorada. Y aún cuando sea el 15 de octubre la fecha instituida para conmemorar a la mujer rural según lo indica la Organización de las Naciones Unidas, hoy 8 marzo, y considerando situaciones como la crisis alimentaria y climática, aunadas a las particularidades que enfrentan las mujeres rurales en torno a sus derechos y condiciones de vida, debemos, a unísono, reconocer sus contribuciones al desarrollo de nuestros territorios. 

Estamos pues, ante el reto de generar mejores condiciones para nuestras mujeres rurales, inmarcesibles. Que sea esta la oportunidad para refrendar nuestro compromiso.

 

Carolina P. Grajales Barrios
Coordinadora de Extensión 
Facultad de Ciencias Agrarias
 
carolina.grajales@udea.edu.co

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