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Los compañeros de la salud mental humana

08/06/2023
Por: Natalia Piedrahita Tamayo- Periodista  

Muchas personas encuentran en los animales de compañía soportes emocionales y compañeros certeros. En las buenas y en las malas, están ahí aportando bienestar a las familias de las cuales son parte, sin embargo, ellos también necesitan cuidados, lo que significa relaciones de mutuo beneficio, en las que su naturaleza sea respetada.  

 

Es fundamental que las relaciones entre humanos y otros animales conserven un equilibrio basado en el beneficio mutuo. Dirección de Comunicaciones/ Alejandra Uribe Fernández. Fotos: Dirección de Comunicaciones/ Alejandra Uribe Fernández

Las llamadas «familias multiespecie», hogares en los que los animales de compañía también son miembros, han existido en diferentes momentos de la historia; aunque para muchas personas fue el tiempo de la pandemia el que mostró la necesidad de tener en sus vidas perros, gatos, roedores, conejos y otros animales. Por esto, en la actualidad es común escuchar frases sobre la lealtad y el amor que brindan. 

Las mascotas pueden impactar de manera positiva en algunos aspectos del ser humano, y «ser integradas activamente para promover la salud mental y el bienestar en situaciones en las que las personas están socialmente aisladas y experimentando dificultades, para hacer frente a las adversidades o emociones negativas», según el artículo «El poder del apoyo de los animales de compañía para las personas que viven con problemas de salud mental: Revisión sistemática y síntesis narrativa de la evidencia», de la revista BMC Psychiatry —2018—.  

Sin embargo, la decisión de incluir un animal no humano en la familia debe ser tomada teniendo en cuenta el mutuo beneficio y la consciencia.  

«Hay animales entrenados para acompañar personas con discapacidades físicas, como aquellas con visión reducida. Sin embargo, los llamados “animales de compañía” pueden ser un soporte para pacientes con otras patologías: personas con autismo, depresión o ansiedad también pueden sentirse beneficiados por animales entrenados para que los acompañen. Son perros y gatos, ante todo, pero puede ser también otro animal», comentó Antonio Carlos Toro Obando, psiquiatra y docente del departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia.  

Para él han sido evidentes los giros que, en muchos casos, han tomado las emociones y las vivencias de sus pacientes tras incluir en su núcleo cercano a un perro o un gato: los lleva a caminar y a hacer deporte, entre otras actividades. Al adquirir una responsabilidad, algunos cambian sus rutinas y sus horarios, incluso, a muchas personas que les cuesta socializar se les dificulta menos y a veces terminan haciendo amigos o visitas al parque. Sin embargo, enfatiza en que no es un psicólogo o un psiquiatra el que decide quién debe tener un animal en su vida. 

«No recomendamos animales de compañía desde la psiquiatría, debe ser la persona la que desde su gusto por los animales tome la decisión. No puedo decirle a un paciente que adopte un gato o un perro porque ante los factores económicos o de gustos y costumbres puedo generar un problema adicional. Son los pacientes los que le narran a uno cómo su mascota los recibe, los espera, los obliga a salir y los lleva a hacer clubes de caminantes, cómo conversan con sus amigos en las mañanas», detalló.  

Muchos pacientes, en ocasiones, llegan a las consultas con su animal de compañía. Y son varios los casos en los que estos deben desplazarse con sus amigos humanos a espacios como la universidad, el supermercado, los viajes y hasta a la oficina, ya que, sobre todo en pacientes con cuadros agudos de ansiedad, estos son un aliciente para mantenerlos en calma. Son una suerte de encuentro, pues la persona que los busca los convierte en su núcleo más cercano: en su familia.  

«Son unas historias muy bellas. Óreo es el perro de una paciente que tuvo dos pérdidas muy grandes y hoy es su alegría. Cuando le pregunto por él, le cambia la cara, le ha dado compañía y afecto. Tengo otra paciente ansiosa que me pidió una autorización para que el perro la acompañe a clase, ahora le parece más llevadero ir a la universidad cuando antes evitaba hacerlo. Y he visto que los perros son como los tatuajes, el que quiere uno después quiere dos o tres», opinó Toro Obando. 

La Ley 1774 de 2016 regula el trato respetuoso que se les debe dar a los animales de compañía en Colombia, sin embargo, falta precisión legislativa sobre lo concerniente a su papel en la salud mental humana. Sobre esto, ha habido un avance a través del Decreto 1079 de 2015, en el que se certifica el transporte aéreo y terrestre de mascotas como apoyo emocional, avalado por un profesional de la salud que verifique la necesidad de ayuda física o psicológica, como es el caso de pacientes con ansiedad, autismo y depresión, que sienten un alivio al ser acompañados por sus mascotas.  

Frente a esto, el profesor Toro alertó sobre actividades ilegales que se vienen presentando en los años recientes: «Se han visto prácticas poco éticas en las que utilizan estos documentos con fines comerciales. El psicólogo o psiquiatra debe conocer muy bien al paciente y la importancia de la mascota en su vida y en su condición particular. Ante todo, debe regular este asunto desde la ética».  

¿Y el bienestar de estos animales? 

Las alianzas entre humanos y otros animales, como los perros, son longevas. La domesticación de estos ocurrió hace cerca de 30.000, en el Paleolítico, según n estudio publicado en Nature Communications. Fotografía: Dirección de Comunicaciones/ Alejandra Uribe Fernández

Para Catalina María Yepes, médica veterinaria de la Universidad de Antioquia, es fundamental que se entienda que los animales no son peluches, muñecos o mascotas, sino seres con sensibilidades, comportamientos y necesidades, lo cual le entrega a su humano compañero responsabilidades y retos que debe sortear, que no solo están relacionados con lo económico, sino con la crianza y el cuidado.  

«Me gusta hablar de un animal compañero más que de uno de compañía. Los animales no se crearon para beneficio humano, simplemente bajo el proceso de evolución y domesticación —que es difícil saber si es o no beneficiosa para los animales— han entrado a participar de la humanidad. Animales compañeros son los que generan unos vínculos definidos por las personas, ahora hacen parte de familias multiespecie, que hoy están conformadas por humanos, perros, gatos, conejos, roedores, siempre tratando de garantizar su beneficio y bienestar por encima del hombre».  

De acuerdo con ambas fuentes, es necesario que las necesidades del animal estén suplidas y que no sean asumidas como un elemento secundario —que es lo que sucede con aquellos que los humanizan—. Aunque cada sociedad tenga sus creencias, las condiciones del integrante de la familia que es de otra especie deben ser seguras y para el desarrollo de su comportamiento natural.  

En ese sentido, a nivel constitucional Colombia tiene varias normas pendientes por definir: «No es lo mismo un animal que vive en la ciudad que uno que vive en el campo. Hay unos que no pueden tener atención veterinaria oportuna, por ejemplo. Socialmente, hay un mayor interés en que perros y gatos hagan parte de las familias multiespecie, y se necesitan consideraciones sobre estos vínculos que se generan», enfatizó Yepes, también especialista en medicina interna de felinos. 

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