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Fotografías: archivo grupo Ecología y Evolución de Vertebrados -ECOEVO-.

El Día Clásico 218 de la Universidad de Antioquia será la ocasión para exaltar la vocación y entrega del profesor Héctor Fabio Rivera Gutiérrez, adscrito al Instituto de Biología, quien recibirá el Premio a la Extensión en el área de Ciencias Exactas y Naturales, Economía e Ingeniería. El reconocimiento se da por su contribución a la investigación, divulgación y enseñanza de la ornitología, la bioacústica y la ecología de vertebrados.

Aunque nació en Cali «por un accidente» —contó—, Rivera Gutiérrez ha pasado buena parte de su vida en Antioquia, tierra originaria de su madre y su padre. Estos nacieron en Abriaquí, municipio del nordeste antioqueño; y en sus recuerdos de infancia predominan los juegos con sus siete hermanos, de los que es el menor. Fue un familia bastante nómada, ya que, por épocas, vivieron en Cali, Bogotá y Medellín.

Su interés por la ciencia le llegó en el bachillerato, a partir de algunos docentes que potenciaron su interés en temas de física, matemáticas y biología. Sin embargo, hubo un hecho crucial: su participación en el club de astronomía del colegio, pues estar involucrado en esas actividades determinó su interés por la ciencia, que luego se concretó en interés por la biología.

El profesor Rivera entró a la Universidad del Valle en 1995, donde se internó en el estudio de la zoología. Allí realizó su trabajo de grado en ecología de aves suburbanas con el profesor Humberto Álvarez, del departamento de Biología de esa institución. «Él fue fundamental en mi formación, porque me inculcó el amor por el trabajo naturalista, la observación de las aves y la toma de datos. Así emprendí el camino del estudio de las aves que afiancé durante los tres años siguientes, ya que, al egresar de la Universidad, me fui a Villa de Leyva a trabajar en el sistema de biodiversidad del Instituto Alexander von Humboldt», narró.

Pero rápidamente la vida dio un giro: ganó una beca del programa Adban, de la Unión Europea, y esta lo llevó a cursar la Maestría en Ecología en la Universidad Libre de Holanda, en 2005. Allí mismo estableció las conexiones para realizar otro sueño: cursar posteriormente su doctorado en comunicación acústica de aves en la Universidad de Amberes. Pero nunca perdió de vista la posibilidad de regresar a Colombia, y lo hizo.

Al llegar, trabajó en ecología de aves con la Universidad del Atlántico y, luego, ganó una plaza en ornitología a través de una convocatoria pública de la Universidad de Antioquia. Así, desde noviembre de 2013 llegó al Instituto de Biología, donde ha dictado diferentes cursos, como los seminarios de ornitología y bioacústica, en pregrado; y el curso de comunicación animal —en asocio con la Universidad de Cornell— en posgrado. Hace parte del grupo Ecología y Evolución de Vertebrados —Ecoevo—, que ha sido fundamental en sus investigaciones.

Su pasión por las aves es latente en sus palabras: «Son seres maravillosos, que han encantado a los humanos. Existen grabados prehistóricos de aves en las cavernas y en ellos se nota que a nuestros ancestros les causaban admiración. De las cosas que nos fascinan de ellas destaco su majestuosidad, que vuelan, que cantan, y estas acciones nos alegran la vida», puntualizó Rivera Gutiérrez.

El investigador tiene un gusto particular por el grupo de aves denominadas Saltarines. Contó que estas se caracterizan por ser muy coloridas: «Las hembras son de colores verdes y los machos son de diferentes tonalidades —usualmente de garganta blanca, naranja, amarilla o pecho estriado con café—. A través de su coloración envían señales para el cortejo, los machos hacen competencias de baile para que las hembras observen y hagan su selección».

Un impulsor de los estudios sobre aves en Colombia

Ilustraciones de Adriana Sanín. Del libro Aves del Cañón del Río Cauca.

La participación en el grupo en Ecología y Evolución de Vertebrados ha sido fundamental para la experiencia investigativa de Rivera Gutiérrez. Afirmó que en este ha encontrado el apoyo y la motivación para emprender muchos de sus proyectos. Uno de ellos es el estudio de las aves que habitan la zona del proyecto hidroeléctrico Ituango, que se ha realizado en asocio con EPM.

«Nos invitaron a participar de los estudios ecológicos sobre los posibles impactos que se dieron y se están dando en esta zona, considerando que algunas de las especies que la habitan son endémicas y que algunas tienen categorías de amenazadas. La guacamaya, el cucarachero paisa, el hormiguero picodehacha, son algunas de ellas. Lo que hicimos fue diseñar un estudio para evaluar qué pasó a lo largo del tiempo con estas poblaciones, a partir de grabaciones y observaciones de los registros de las especies», precisó.

El proyecto se desplegó en todo el cañón del río Cauca, desde Liborina hasta Ituango y Briceño, considerando también las áreas de influencia hasta Caucasia. De este exhaustivo ejercicio se derivó el libro Aves del Cañón del Río Cauca, en la cual se dispuso la información sobre 100 especies de aves de las 200 que se han identificado en esta zona.

«Con esta publicación aportamos información importante, no solo para la ciencia, sino para los tomadores de decisiones, autoridades ambientales y habitantes de la zona. Es un producto que EPM confió a la Universidad de Antioquia, incluso, los ilustradores del Herbario realizaron las ilustraciones. En este se demarca información sobre cada especie, aclarando que algunas se asocian con el agua, otras con el bosque seco y otras con sitios perturbados».

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Otro de sus tópicos de investigación desde múltiples perspectivas es la comunicación de la avifauna, en la cual el canto es un factor imprescindible, ya que a través de él las hembras estudian factores como el estado de salud y la edad del macho para tomar decisiones de unión. Así, se forman parejas, se coordinan actividades, se defienden territorios, se da la comunicación entre padres y crías.

Pero las aves no son solo su pasión académica, a Rivera Gutiérrez le gusta el senderismo, el cual ha combinado muy bien con la oportunidad de observar aves. En la actualidad, continúa trabajando con los estudios y el monitoreo de aves en Hidroituango y está investigando sobre la malaria aviar en colaboración con otros profesores a escala nacional. Asimismo, planea el diseño de unos estudios para evaluar los impactos de la contaminación lumínica en aves de la ciudad de Medellín.

Afirma que se siente honrado por parte de la Universidad de Antioquia con esta exaltación a su proceso de docencia. «Creo que este es también un fruto de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y de los compañeros del grupo de investigación, ya que nos hemos respaldado siempre y ese es un detalle de suma importancia para el trabajo científico y en mi aprendizaje como profesor».