Periódico Alma Máter

Curcullionidae. Gorgojo de una de las familias más grandes de insectos del planeta. Son invertebrados que ayudan a controlar las malezas invasoras. Fotos: Andrea Carolina Henao Sepúlveda / Cortesía Laboratorio de Entomología.

El espécimen más antiguo que se preserva en la Colección Entomológica Universidad de Antioquia- CEUA es Metaleptobasis forelli, una libélula colectada en 1917 por los naturalistas Edward y Jesse Williamson cerca al municipio de Puerto Berrío, Antioquia. ¿Cómo llegó a este recinto? Después de mantener una amplia correspondencia con los investigadores Rosser Garrison y Natalia von Ellenrieder, sus asesores de tesis, Cornelio Bota Sierra, investigador de la Colección, recibió el ejemplar en 2019 como un obsequio en reconocimiento a sus estudios con libélulas del trópico, que le ha permitido describir hasta ahora más de 20 nuevas especies de Colombia.

Para 1916, los hermanos Williamson habían recogido 8553 individuos de la región del Magdalena Medio, un acervo natural que no fue conservado en el país. Por ello, el retorno de la libélula recogida hace más de 100 años tiene un gran significado para los investigadores, debido a la escasez de individuos y referentes biológicos antiguos en Colombia. Al mirar al pasado, esto tiene una explicación: mientras los colonizadores españoles no eran dados a coleccionar especies naturales, en las casas burguesas europeas relucían los gabinetes de rarezas biológicas recolectadas por exploradores que se llevaban los ejemplares para venderlos a museos y coleccionistas de otras latitudes.

El acumulado de insectos de la Universidad de Antioquia ahora es mucho más grande. «Las colecciones que tenemos en la actualidad han sido hechas a pulso y son muy importantes para identificar qué se tiene en un área específica, dada la escasez de referentes que hasta hace 20 años se tenía. Un investigador puede basarse en estas colecciones o en literatura para describir especies, pero la segunda es a menudo insuficiente porque las palabras a veces se agotan cuando de describir detalles de los linajes o de evolución de las especies se trata», explicó Bota Sierra, especialista que ha reportado más de 300 libélulas. 

La fundadora y guardiana del Laboratorio de Entomología, centro de estudios de insectos que cumple 25 años este 2022 y que hoy es un referente nacional y continental, es la bióloga Martha Isabel Wolff Echeverri, quien con el Grupo de Entomología, se ha dedicado a preservar, clasificar y estudiar estos maravillos «bichos». Desde su perspectiva son patrimonios naturales de todos y de nadie y guardan la experticia, tiempo y esfuerzo de muchos estudiantes e investigadores. «Los insectos son como una biblioteca, cada uno narra la historia del lugar (clima, altura, vegetación, sustrato) y época en que fue hallado, quedando como evidencia y registros para el futuro. Las especies colectadas en este laboratorio nos han dado detalles de contextos de lugares como bosques que ya no existen y que estos insectos son la prueba», destacó Wolff Echeverri.

Para reconocerlos y distinguirlos, se usa un lenguaje universal u organización jerárquica al que pertenecen: filum Arthropoda, dentro del cual está la clase Insecta y, en ella, hay varias separaciones u órdenes —Diptera (moscas y mosquitos), Coleoptera (escarabajos), Odonata (libelulas), Orthoptera (grillos), son algunas de ellas—. Luego vienen las familias, los géneros y las especies, que es el nombre con el que se identifican.

Actualmente se guardan en la Colección Entomológica Universidad de Antioquia-CEUA individuos de 30 de los 32 órdenes que existen en la Tierra, con cerca de un millón de ejemplares: «Se conservan en cajas entomológicas en archivadores rodantes; algunos preservados en seco, otros en alcohol y los muy pequeños en placas con una resina especial que se llama “bálsamo de Canadá”. para que se conserven durante, al menos, 500 años», especificó Wolff Echeverri.

Respuestas evolutivas

No es lo mismo recoger el cuerpo de un animal vivo que coleccionar el de uno muerto, este último contiene mucha información que puede analizarse y servir d referencia para identificar nuevas especies. Si se tiene precaución y se cumplen unos protocolos, internamente las características del individuo se conservan muy bien y esto permite el análisis de aspectos como su evolución y su comportamiento. La evolución de estos órdenes de insectos data de más de 400 millones de años y ha determinado su morfología y supervivencia y, aunque a veces está determinada por su comportamiento, también puede darse a partir de mutaciones que se acumulan en el tiempo.

«Las llamadas moscas de las flores pertenecientes a la familia Syrphidae, se han especializado en parecerse a otros insectos como avispas y abejas, con ello evitan ser comidos por depredadores como aves, lagartijas y ranas. Esta apariencia les da ventajas a nivel de la reproducción y supervivencia», expuso Augusto Montoya Giraldo, investigador y especialista en estas moscas. En la CEUA está, además, la principal colección de la familia Mycetophilidae o moscas de los hongos del país. «Estas se encargan de dispersar esporas de hongos en la naturaleza y de polinizar orquídeas», narró la especialista Andrea Carolina Henao-Sepúlveda

La investigadora Wolff Echeverri explica que la Colección de Entomología ha servido para que estudiantes de otros lugares del mundo conozcan las especies que viven en el trópico, donde está ubicada Colombia. En estos 25 años se destaca la formación de más de 80 estudiantes de pre y posgrado de la Alma Mater, algunos de los cuales han podido interactuar con centros educativos de otros países, con lo que se ha potenciado la retroalimentación de saberes.

La dedicación de los miembros del Grupo de Entomología ha sido el motor para que hoy la Universidad de Antioquia sea guardiana de este importante acervo natural, lo que significa un gran reto en términos de conservación, cuidado y valoración de este tesoro y patrimonio natural.

Tres especies destacadas

Pantophthalmus comptus. Pertenece al grupo de moscas más grandes del mundo, exclusivas de la región neotropical que va desde México hasta Argentina. En Colombia, se encuentran en bosques altamente conservados, como en Chocó o en regiones de alta montaña.

Euglosa imperialis. Llamada abejas verdes de las orquídeas, siendo uno de los principales polinizadores de estas plantas en continente americano y particularmente abundantes en Colombia.

Metaleptobasis forelli. Esta libélula es el ejemplar más antiguo del Laboratorio de Entomología, Fue recolectada hace 105 años cerca a Puerto Berrío, Antioquia.