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"Votar el plebiscito es una tarea ética y la más trascendental en la vida política del país": Uprimny

06/09/2016
Por: Pedro Correa Ochoa - Periodista de la Oficina de Relaciones Públicas

Votar por el “sí” no garantiza que se implementen bien los acuerdos y que avancemos hacia la paz, “pero es altamente probable que produzca la energía política necesaria para generar cohesión social e implementar realmente los acuerdos; eso nos encaminará al fin del conflicto armado y a la paz”.

"Salir del conflicto armado es hoy la realidad ética más importante de la sociedad colombiana”. Así lo afirmó Rodrigo Uprimny, quien advirtió que, en ese sentido, votar el plebiscito es hoy en día la tarea más trascendental en la vida política del país. Con la defensa de ese planteamiento el jurista, uno de los más reconocidos del país, participó en la cátedra de formación ciudadana Héctor Abad Gómez, que se realizó el 12 de agosto en la Facultad Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia.

Para él, sin embargo, la decisión final, confirmada en esa refrendación, estará revestida de lo que llama una “tremenda injusticia”, pues advirtió que los ciudadanos que habitan los complejos urbanos serán los que, principalmente, decidan sobre un acuerdo de paz que podría poner fin a una guerra que se ha librado fundamentalmente en escenarios rurales. 

“Siendo así, creo que tenemos el compromiso ético de intentar votar más allá de nuestros intereses y odios personales, tratando de construir una visión global de la paz”, dijo el abogado, doctor en economía política y actual coordinador de proyectos del Centro de estudios de derecho, justicia y sociedad, Dejusticia.

Saldos en rojo

Las cifras citadas por Uprimny durante su charla son apenas algunos de los saldos en rojo generados por el conflicto armado: más de seis millones de desplazados, más de 220 mil muertos, más de 35 mil desaparecidos y cerca de 30 mil secuestrados. Esos datos, ya ampliamente divulgados por los medios de comunicación, reflejan una dramática radiografía del porqué, dijo Uprimy, los colombianos tienen una responsabilidad ética frente al plebiscito. 

Pese a ello, según el jurista, los efectos del conflicto no sólo se miden en cifras como esas, sino también en la debilidad del Estado para hacerse a una democracia robusta. Hay muchas razones, según él, para que ello se dé, pero la más notable es el “ambiente polarizante” que deja el conflicto armado y que hoy, más que nunca, es latente. “En un ambiente así las discusiones políticas se abordan con una dialéctica de amigo y enemigo. Por eso tenemos que salir del conflicto”, advirtió Uprimny. 

Ese salir, sin embargo, tiene dos caminos: la negociación o la victoria militar. “Creo que las Farc están negociando porque comprendieron que hoy no pueden tener una victoria. Desde el punto de vista estratégico militar el Estado las derrotó. Pero entre la victoria estratégica y la victoria final, puede pasar un tiempo horroroso. Tendríamos una guerra degradada de guerrillas durante muchos años”.

De la posibilidad de acortar ese sufrimiento proceden los argumentos de Uprimny a favor de una paz negociada. “No hacerlo sería una violación a una ética de respeto a la dignidad humana”. Su lectura entiende la victoria militar como la posibilidad de que los militares asuman un papel libre de cuestionamientos. “En cambio, una paz negociada permite poner al desnudo las imperfecciones del mismo Estado colombiano. Por eso es que, creo, muchos se oponen al proceso de paz”. 

¿Cabe entonces apostarle al actual proceso de paz? Para Uprimny —pese a que advirtió discrepancias—, esta negociación tiene elementos para responder de manera afirmativa. “Cuando uno lo compara con procesos de paz del pasado y analiza sus esfuerzos por enfrentar las raíces del conflicto armado y sus consecuencias, ve que es un proceso por el que los colombianos deberíamos tener algún orgullo. Es un proceso que tiene mucho de admirable”, dijo. 

La transparencia en los anuncios de los avances en los acuerdos, la participación de las víctimas —aunque la valoró insuficiente—, y la posibilidad de refrendación de la ciudadanía, son algunas de las características que según Uprimny deben considerarse en esa calificación positiva para el proceso.

El llamado ético en la respuesta al plebiscito

Según Uprimny, precisamente el análisis juicioso de los acuerdos sobre desarrollo agrario integral, participación política y drogas ilícitas, permite una conclusión: “si se implementan, a la que menos benefician directamente es a las Farc, y a los que más benefician es a las poblaciones más vulnerables en cosas que el Estado debió hacer hace mucho tiempo”, afirmó.

En parte, esa situación sustenta su ideal ético en torno al plebiscito. “Quienes se oponen al proceso de paz dicen que nos obligaron a votar globalmente. Aseguran que se debe votar por partes. Al votar así se rechazaría el acuerdo porque este genera una transacción. Un acuerdo de paz, generalmente, es un acuerdo global”, dijo, al señalar que sería una tragedia para el país que algo tan grande como la paz quede reducido a discutir si es mejor la cárcel que la pena restauradora. “Eso sería empobrecer un debate tan complejo”.

Uprimny señaló que votar por el “sí” no garantiza que se implementen bien los acuerdos y que avancemos hacia la paz, “pero es altamente probable que produzca la energía política necesaria para generar cohesión social e implementar realmente los acuerdos; eso nos encaminará al fin del conflicto armado y a la paz”.

Contrario ocurrirá, dijo, si gana el no, pues quienes defienden esta posición buscan que la negociación sea imposible políticamente. “Quieren humillar a las Farc diciéndoles: negociaron durante cuatro años y no querían cárcel, pero ahora la van a tener. Eso generaría una voluntad de retorno a la guerra. ¿Amerita eso poner en riesgo la paz negociada? Mi respuesta es no”.

Por ello, la población urbana, la que menos sufre el conflicto armado, tiene un papel esencialmente ético. Uprimny explicó que tras 50 años de acciones de guerra la población urbana se inmunizó ante las atrocidades y, recientemente, se acostumbró a la seguridad. “Así que en ese sentido el argumento ético es decirles: miren más allá de ustedes, porque esta es una decisión que marcará el futuro de Colombia por décadas”.

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