Z7_89C21A40L06460A6P4572G3304

Teclas de Ayuda de acceso Rápido

ALT + 1 Inicio

ALT + 2 Noticias

ALT + 3 Mapa de sitio

ALT + 4 Búsqueda

ALT + 5 Preguntas frecuentes

ALT + 6 Atención al ciudadano

ALT + 7 Quejas y reclamos

ALT + 8 Iniciar Sesión

ALT + 9 Directorio telefónico

Letra:

Contraste:

Clic aquí para ir a la página gov.co
martes, 23 de abril 2024
23/04/2024
Síguenos
Z7_89C21A40L06460A6P4572G3305

Sociedad

Z7_89C21A40L06460A6P4572G3307
UdeA Noticias
Z7_89C21A40L06460A6P4572G3386
Sociedad

Carlos Gaviria Díaz, derechos humanos y justicia

27/06/2016
Por: Juliana Echavarría Restrepo - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas

La palabra fue el argumento del que se valió Carlos Gaviria Díaz para defender la vida. Los derechos humanos, la libertad, la democracia y la justicia fueron el centro de sus pensamientos y acciones. Él hizo de sus obras una consecuencia de la forma de vida que decidió vivir y compartir con su familia y amigos.

Ilustradora: Laura Ospina Montoya.

“Realmente, la falta de miedo es la cosa más hermosa que puede ocurrirle a un niño” es la frase de A.S. Neill que compartió Carlos Gaviria Díaz en la sentencia C - 371/1994, en la que debatió sobre el castigo a los niños. Neill fue el fundador de la escuela Summerhill, en Londres, hacia 1923. Esa corriente pedagógica fue la base de la educación que recibieron los cuatro hijos de Gaviria. Se basaba en la libertad y la felicidad, no en premios ni castigos. A partir de dichos postulados proyectó el salvamento de voto de esa sentencia, en la que se quería declarar inconstitucional el castigo sobre los hijos, postura que no prosperó.

“Mi papá siempre dijo que no aspiraba a ningún cargo fuera del de profesor universitario, excepto el de magistrado de la sala constitucional -hoy Corte Constitucional-”, expresó Natalia Díaz Gómez, la tercera de sus cuatro hijos: Juan Carlos, Ana Cristina y Ximena. Él encontró en la Corte una continuación del profesorado, contó María Cristina Gómez, su esposa.

Carlos Gaviria Díaz estuvo vinculado a la Alma Mater desde su época de estudiante en 1957 hasta el momento en que aceptó ser magistrado en diciembre de 1992, mientras era el Vicerrector General. Con sus argumentos revolcó al Alto Tribunal durante ocho años. 

Introducción al derecho y Filosofía del derecho fueron los cursos que impartió con más frecuencia y en los que Hans Kelsen, Jean-Jacques Rousseau y Ludwig Wittgenstein, sólo por nombrar algunos, fueron explicados a fondo para argumentar su defensa del derecho positivo. Es decir, de considerar el derecho como un fenómeno autónomo de consideraciones ideológicas o morales y así dejar clara la división tajante con el derecho natural, tan vital para él.

Carlos Gaviria llamó con las construcciones teóricas que hizo a lo largo de su vida “a la reflexión sobre el hecho insoslayable de que toda teoría -política o jurídica- debe articularse con el contexto social que desde ella se contempla, para que no resulte mera construcción lógica desligada de los hechos”. Así lo dejó escrito en su libro Sentencias. Herejías constitucionales. Ese activismo judicial, criticado por algunos y defendido por él, se plasmó en las sentencias de las que fue ponente, especialmente en la defensa de una constitución política aspiracional y justificadamente utópica, como él mismo calificó a las constituciones de los países en vía de desarrollo, entre ellos Colombia.

Ahondar en lo que significaron los derechos humanos para Carlos Gaviria Díaz es “hablar de la época dura”, como la califica Natalia, su hija. Dura porque a todos los mataron, dice Julio González; afirmación que comparte su esposa. 

La muerte el 25 de agosto de 1987 del médico Héctor Abad Gómez, presidente del Comité permanente por la defensa de los derechos humanos de Antioquia, hizo que Carlos Gaviria Díaz, a pesar de asegurarle a su entorno que no corría peligro, lograra sacar el pasaporte con ayuda de un conocido, sin asistir a la oficina pública donde se tramitaba. Diez días después abordó un avión rumbo a Buenos Aires-Argentina, dejando a su familia en Medellín. El día que la familia Gaviria Gómez dejaba su casa en el barrio Buenos Aires para residir en Conquistadores mataron al abogado Luis Fernando Vélez, sucesor de Héctor Abad Gómez en la presidencia del Comité. Carlos había vuelto pocos días antes. 

Preguntar por el significado de los derechos humanos para Carlos Gaviria es remontarse a sus inicios como profesor en la Universidad de Antioquia, afirma su esposa. Hizo parte de la Asociación de Profesores desde los años 60 y fue su presidente entre 1972 y 1973.

Preguntar por el significado de los derechos humanos para Carlos Gaviria Díaz y su llegada al Comité representa, según María Cristina Gómez, la coincidencia entre pensamiento y acción que tuvo como primer antecedente la lucha profesoral que libró con Héctor Abad Gómez en la Asociación de Profesores desde los años 60 y de la que Gaviria Díaz fue su presidente entre 1972 y 1973. Según ella, Gaviria, haciendo parte de la Asociación, acudió permanentemente a los llamados de los estudiantes para lograr garantías frente a las actuaciones de la Rectoría. 

Carlos Gaviria Díaz fue de los primeros en hablar de Derechos Humanos, afirma Julio González. A nivel internacional, en 1975, recibió un llamado de Gabriel García Márquez, que hacía parte del Tribunal Rusell, en el que lo invitaba a ser observador en el consejo de guerra que se desarrollaba contra 27 personas presuntamente pertenecientes al Ejército Patriótico de Liberación -EPL-. Él aceptó la invitación y posteriormente emitió su informe, que llevó a que el Estado Colombiano fuera censurado por su desprotección a estas personas. 

Para ese entonces ya había defendido, dentro de las pocas veces que litigó, a un estudiante de Medicina sindicado de haber prendido fuego a un carro oficial. El estudiante fue absuelto.

Todo esto lo destaca como un defensor del pensamiento liberal, radicalmente distinto de las ideas de un Partido Liberal en el que nunca militó. Consideraba el abuso de poder algo absolutamente insoportable, esa fue una de sus grandes preocupaciones. Partiendo de esto desarrolló su lucha, desde la palabra, por el respeto a las libertades y la democracia, hasta el día de su muerte.

El Comité permanente para la defensa de los derechos humanos surgió en Bogotá en 1979 como respuesta al Estatuto de Seguridad Nacional de Turbay Ayala. A Medellín llegó a mediados de los años ochenta. “Sesionaba cada ocho o quince días. Mi papá hablaba de temas que no aparecían en los periódicos: desapariciones por parte de los militares y de un organismo paralelo, pero creado por esa fuerza armada del Estado”, cuenta Natalia.

Los derechos humanos fueron una preocupación vital, más que profesional. Denunciar las arbitrariedades hacía parte de su ética, guardar silencio frente a la arbitrariedad era una posición de cobardía. Es por eso que fue un defensor del delito político por considerarlo un ingrediente fundamental en cualquier democracia; como lo expresó en el salvamento de voto de la sentencia C - 456 de 1997: “la disensión y la heterodoxia no son delitos sino derechos”. La persona que se resiste al poder, “en función de ideales altruistas, se le debe tratar con benevolencia”, argumentó Gaviria Díaz en la misma sentencia. 

“Él no llegó al Comité y dijo: qué bueno hacer esto; sino que el Comité se convirtió en el medio para continuar esa línea de vida que se había trazado antes. El objetivo era identificar esos abusos de poder de las dictaduras de los años 70 en América Latina. Él sostenía que el gobierno de Turbay era una dictadura escondida. Permanentemente buscaba defender los principios que siempre había tenido en cuanto a libertad y democracia”, sintetizó su hija.

Su amigo Julio González Zapata hace una pequeña radiografía de dos conceptos que ocuparon los pensamientos de Carlos Gaviria Díaz: el derecho y la justicia. “El derecho existe, independientemente de la justicia, lo que pasa es que un derecho para ser eficaz, para que tenga legitimidad entre la población y  capacidad de regular la vida social, tiene que tener una idea de justicia que comparta la gente. Desde ese punto de vista para Gaviria el contenido de la Justicia era un asunto político, no jurídico. Él consideraba que una buena justicia tenía que ser una justicia que diera solución a ciertos problemas sociales, como la desigualdad, la educación y el acceso a servicios básicos. Esa idea de justicia hay que defenderla como sujeto político, no como abogado. El ciudadano y el político defienden su idea de justicia y más que una justicia retributiva o este tipo de justicias de las que se hablan, la idea de Gaviria era muy cercana a ideales socialistas, sería una justicia distributiva, es decir, una justicia que le permitiera a cada uno participar de parte los bienes y de la riqueza de la sociedad”.

La igualdad es la base de la justicia, fue siempre el faro de las decisiones en la Corte Constitucional. Decisiones que siempre redundaron en aportar a una sociedad más democrática, en la que el abuso del poder era inadmisible en la construcción de ciudadanos libres y autónomos.

Z7_89C21A40L06460A6P4572G3385
Z7_89C21A40L06460A6P4572G3387
Z7_89C21A40L06460A6P4572G33O4
Z7_89C21A40L06460A6P4572G33O6
Lo más popular
Z7_89C21A40L06460A6P4572G3340
 
Universidad de Antioquia | Vigilada Mineducación | Acreditación institucional hasta el 2033 | NIT 890980040-8
Recepción de correspondencia: calle 70 No. 52 - 21 | Apartado Aéreo 1226 | Dirección: calle 67 No. 53 - 108 | Horario de atención
Conmutador: [57 + 604] 219 8332 | Línea gratuita de atención al ciudadano: 018000 416384 | Fax: [57 + 604] 263 8282
Peticiones, quejas, reclamos, sugerencias, denuncias, consultas y felicitaciones
Política de tratamiento de datos personales
Medellín - Colombia | Todos los Derechos Reservados © 2020