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Opinión

Educación en artes plásticas

12/12/2018
Por: Margarita Zapata Gutiérre, profesora, Magíster en Historia del Arte UdeA

"El reto, además es lograr que en la formación de educadores en artes plásticas y de otras educaciones en artes, se asuma urgentemente la visibilización de su autonomía, investigación, gestión, y contribución a la transformación de la sociedad, como vía para alcanzar su potencialidad y pluralidad como disciplinas educativas".

Entre finales del siglo XIX y principios del XX, la educación en artes plásticas en el mundo occidental, pasó de ser privilegio masculino de ricos, genios y artesanos, a constituirse en unos de los objetivos principales de las políticas educativas, tanto en el ámbito internacional, como Estatal, legitimándose a través de los Congresos internacionales de la enseñanza del dibujo celebrados en Europa desde 1901, como asignatura y área obligatoria en la formación general del Hombre (Zapata, 2009).

Sin embrago, esta política ya había sido implementada en Colombia, desde 1886, mediante el Reglamento de Escuelas Primarias (Decreto 595 de 1886) en donde se estableció la obligatoriedad del dibujo incluso hasta la escuela superior; y para las niñas, bordado, costura, tejidos, y corte de trajes; con lo cual, se dio continuidad a la tradición machista e instrumental de la educación, según género y clase, excluyendo el dibujo de la educación rural, exceptuando en Antioquia, que mediante el Decreto 01 de 1894, establece el Dibujo Lineal, y la costura para niñas.

Para la formación de artistas y profesores de artes que las dinámicas económicas, culturales y sociales demandaban, se fundó en Bogotá el 20 de julio de 1886, la Escuela Nacional de Bellas Artes de Colombia que respondía a la “construcción simbólica de un Estado que se auto proclamaba moderno” (Huertas, 2016). En Medellín la Escuela de Bellas Artes, es fundada en 1910 “por iniciativa de Francisco Antonio Cano y el apoyo de la Sociedad de Mejoras Públicas. (…) Para 1889 se abrieron talleres que se ocupaban de impartir educación primaria a través de escuelas nocturnas para jóvenes de diferentes menesteres, especialmente de tejidos de lana, algodón, cabuya” (Fernández, s.f.).  

En la política sobre Fomento de las bellas artes, (Ley 48 de 1918) Colombia fortaleció, entre otros ámbitos, la enseñanza del dibujo mediante éstas disposiciones: Artículo 1: a) Fomentar en el país el desarrollo del sentimiento de lo bello por medio del estudio, del dibujo y de la Estética; e) Fomentar la enseñanza del dibujo natural en todas las escuelas y colegios del país. Artículo 2: c) Refrendar los diplomas de Profesores de Dibujo que expida la Escuela; Artículo 5: La enseñanza del dibujo del natural será obligatoria en las Escuelas Normales y en establecimientos de instrucción secundaria. Artículo 6: El Gobierno procederá (…) a la reconstrucción del edificio de la Escuela de Bellas Artes (...) Artículo 7. Créase como anexa a la Escuela Nacional de Bellas Artes, la Escuela Nacional de Arquitectura. Para 1934, la Escuela se transformó en la Facultad de Bellas Artes y Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia, y en 1965, en Facultad de Artes (Huertas, 2016).

Por otro lado, la formación en artes y oficios desarrollada informalmente por los gremios desde la Colonia, será trasformada en educación técnica superior, mediante el Fomento de escuelas de artes y oficios (Decreto 222 de 1897), donde el gobierno nacional, estableció la formación de artesanos versados en armería herrería, tornería, mecánica, fundición, y calderería, para atender los desafíos del progresivo desarrollo industrial. Para 1890, se fundó en Bogotá el Colegio Salesiano León XIII de Artes y Oficios, en donde los estudiantes forjaban una vida útil, aprendiendo carpintería, sastrería, zapatería y talabartería (EL TIEMPO, 1990).

En Antioquia, la Escuela funcionó incluso desde 1873, en el Colegio del Estado (Universidad de Antioquia) cerrando a finales de siglo, por la ausencia de los estudiantes a causa de la Guerra de los Mil Días. Para 1953, en Medellín, se funda la Casa de la Cultura; gracias a la gestión del pintor Rafael Sáenz, quien exigía educación artística pública y gratuita para todos. La Casa brindaba educación artística gratuita a niños, jóvenes y adultos, convirtiéndose en pilar del proyecto Plan Orgánico para las Bellas Artes en Antioquia, a partir del cual se transformó en el eje del desarrollo de la educación artística del departamento (Fernández, s.f).

En 1957 mediante el Decreto N° 35 del mes de enero, del Consejo Municipal de Medellín, la Casa pasa a denominarse Instituto de Artes Plásticas, y en 1964, fue adscrito a la Universidad de Antioquia, mediante la Ordenanza Nº 8 de la Asamblea Departamental de Antioquia, ofreciendo programas de educación, dirigidos a los estudiantes universitarios, y bachilleres orientados a las artes aplicadas. En 1968, el Instituto crea el primer programa de formación de docentes en artes plásticas en Antioquia, con la Licenciatura en Educación con Énfasis en Artes Plásticas, mediante el Acuerdo Superior de la Universidad de Antioquia N°44 del 18 de octubre en 1968. Con los años, el instituto se transformó en Departamento de Artes Visuales, conformando con Música y Teatro, la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia en 1980.

No obstante, aunque la educación en artes plásticas, y la educación artística han venido tomando fuerza como disciplinas de estudio en la formación de licenciados en artes plásticas, visuales, y carreras afines, la oferta educativa del pregrado en los países de América Latina, no alcanza a cubrir la demanda laboral que escuelas y centros de educación informal requieren para cubrir las necesidades sociales. Esta insuficiencia además es desequilibrada e inequitativa entre regiones, generando inmigración y aumento de costos educativos.

El exiguo número de una maestría afín en Colombia y nueve posgrados afines concentrados en España y México, sumado a la inexistencia de doctorados, dificulta el desarrollo de la investigación en educación en artes plásticas como campo de estudio, impidiendo que la contribución, de estudiantes, docentes e investigadores de la región de América Latina, logre ampliarse y revertirse hacia sus contextos, quedando bajo la hegemonía de discursos extranjeros. El reto, además es lograr que en la formación de educadores en artes plásticas y de otras educaciones en artes, se asuma urgentemente la visibilización de su autonomía, investigación, gestión, y contribución a la transformación de la sociedad, como vía para alcanzar su potencialidad y pluralidad como disciplinas educativas.


Referentes bibliográficos
EL TIEMPO. (1990). Un siglo enseñando a vivir dignamente. Recuperado de: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1905
Fernández, Carlos Arturo. (s.f.) Cultura, arte y memoria dan vida a la Universidad de Antioquia. Medellín; Memorias. Universidad de Antioquia protagonista y testigo. En Palabras. Repositorio institucional. Recuperado de: http://www.udea.edu.co/wps/wcm/connect/udea/fa238693-d5a7-4cf3-b469-78cadfb8817b/cultura-arte-vida-universidad-antioquia-cultura.pdf?MOD=AJPERES&CVID=kQRfA5j

Huertas Miguel (2016). Notas para una historia de la educación artística en Colombia en el siglo XX. Revista Credencial, febrero de 2016. Versión On line. Disponible en: http://www.revistacredencial.com/credencial/historia/temas/notas-para-una-historia-de-la-educacion-artistica-en-colombia-en-el-siglo-xx

Zapata, Margarita. (2009). Desarrollo artístico del niño. Bogotá: Fondo Editorial Universidad Pedagógica Nacional de Bogotá.

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Nota

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