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El odontólogo UdeA que ha creado más de 8000 ojos artificiales

18/09/2023
Por: Johansson Cruz Lopera - Periodista

En 1969, un accidente inusual marcó el comienzo de la trayectoria como ocularista de Mario Escobar Ramírez. Casi 54 años después y con más de 8000 pacientes atendidos, el doctor Escobar continúa transformando vidas a través de su dedicación a la prótesis ocular. Su historia de arte, ciencia y compromiso ha sido reconocida a nivel nacional e internacional. Este egresado de odontología y jubilado de la UdeA sigue siendo un faro de esperanza para aquellos que buscan recuperar su autoestima tras la pérdida de un ojo natural. 

El odontólogo Mario Escobar, egresado de la UdeA, ha dedicado más de 50 años de su vida profesional a las prótesis oculares, atendiendo más de 8000 pacientes. Su esposa e hijas lo acompañan en esta labor. Foto: Dirección de Comunicaciones UdeA / Alejandra Uribe F.  

Al primer paciente que el doctor Mario Escobar Ramírez le hizo una prótesis ocular, un gallo le había picado el ojo. Se lo destrozó. Bien podría ser una escena del Día señalado, la novela de Manuel Mejía Vallejo. Fue en 1969. Escobar, recién había regresado al país luego de hacer su especialización en Traumatología y Prótesis Maxilofacial, con énfasis en prótesis ocular, en la Universidad de Chile. «Jamás olvidaré su rostro», recordó el especialista al narrar de nuevo su encuentro con aquel primer paciente. 

El gallero fue la primera de cerca de 8000 personas que ha atendido para rehabilitar sus ojos. Este año ya suma 52 de trabajo continuo como ocularista. «Con el primer paciente al que le pusimos una prótesis ocular sentí lo mismo que hoy siento: una gran satisfacción al recuperarle su autoestima y reintegrarlo a la sociedad», afirmó. 

El doctor Escobar, odontólogo egresado  de la Universidad de Antioquia en 1962 y quien fue por más de 20 años el jefe del servicio de Odontológico de la Alma Máter, recibió, a sus 86 años, un reconocimiento de Honor al Mérito de parte de la Academia Panamericana de Ocularistas y Contactología Protésica y la Escuela de Optometría de la Universidad Vasco de Quiroga —durante el Primer Encuentro Mundial  y el Segundo Panamericano de Ocularistas en Morelia, México— por su contribución científica a la profesión y su servicio a la sociedad. 

Un ocularista es un profesional de la salud especializado en la fabricación y adaptación de prótesis oculares, comúnmente conocidas como ojos artificiales. Estas prótesis se utilizan para reemplazar un ojo perdido debido a lesiones, enfermedades o condiciones médicas.

El trabajo del ocularista implica crear prótesis oculares personalizadas que se asemejen lo más posible al ojo natural del paciente en términos de forma, color y movimiento. Esto se logra mediante técnicas de escultura y pintura detalladas, así como la utilización de materiales seguros y duraderos. El objetivo principal del ocularista es mejorar la apariencia estética del paciente y ayudar a restaurar su confianza y calidad de vida.

«Yo siempre he trabajado con mi señora. Ella es licenciada en artes de Universidad Pontificia Bolivariana y gracias a Dios me la encontré. Los ojos artificiales llevan mucho de arte: la pintura del iris, las venas, las manchas, etc.», anotó el ocularista mientras acaricia la mano de Irma Londoño, la mujer a quien debe, como él dice, parte de su éxito.

Habla pausado, lento, explicando con cada palabra la importancia de su esposa en la carrera que ha construido. No en vano, el laboratorio en el que aún presta servicio acogió como nombre los apellidos de él y de ella. A la felicidad que dibujan sus ojos al hablar del esmero y dedicación con la que Irma pinta las prótesis oculares, se suma el orgullo de que sus hijas, María Clara y Ana María, sean parte de la empresa familiar y continúen con su legado. 

Mario Escobar e Irma Londoño no solo son esposos, también han trabajado juntos desde 1969 en la puesta de prótesis oculares. Ella se encarga del arte en los diseños de las prótesis. Foto: Dirección de Comunicaciones UdeA / Alejandra Uribe F. 

«Nuestro objetivo ineludible —remarcó el doctor Mario Escobar, insistiendo en que para él es importante que este mensaje quede claro— es lograr siempre que el paciente rehabilitado  recupere su autoestima y se reintegre a su entorno en iguales condiciones que las demás personas, sin que nadie note su deficiencia».

Un odontólogo ocularista 
 

Mario Escobar nunca abandonó su profesión de odontólogo, de hecho, es gracias a ella que conoció, casi por casualidad, el oficio de ocularista. «Siendo estudiante de odontología era monitor en cirugía plástica maxilofacial en el Hospital San Vicente de Paul, bajo la dirección del profesor León Hernández. Por esos días a la Facultad de Odontología de la UdeA le ofrecieron una beca para estudiar Traumatología y Prótesis Maxilofacial en la Facultad de Odontología de la Universidad de Chile, yo estaba haciendo el rural y me la ofrecieron. ¡Acepté!», sostuvo mientras recuerda que, parte de la condición para tomar la beca, era tener recursos propios porque la beca no era completa. 

Ese viaje a Chile, en 1965, le cambió la vida. Allá se enamoró de la especialidad que hoy, cinco décadas después, le merece todos los reconocimientos. «La beca era en traumatología y prótesis maxilofacial con énfasis en prótesis ocular. Así fue como llegué a ser ocularista. Cuando regresé al país y me reintegré a la Universidad, esa especialidad era una novedad», anotó. 

Tanto así que, iniciando, le tocó idearse una estrategia para que los pacientes que necesitaban de sus servicios como ocularista no sintieran vergüenza. «Yo citaba a los pacientes a mi consultorio odontológico, unos para procedimientos odontológicos y otros para las prótesis oculares —recordó—, porque anteriormente a la gente le daba pena decir que iba a ponerse una prótesis en los ojos, preferían el parche. ¡Era denigrante! Hoy, gracias a los avances, no se nota en lo posible y el paciente queda absolutamente apto para hacer todo», dijo.

Pero la labor iba más allá. «Éramos como sus terapeutas —recuerda Irma—. Llegaban al consultorio y nos contaban toda su historia y la razón por la cual habían perdido el ojo. Nosotros lo primero que hacemos es escucharlos antes de proponerles cualquier alternativa, hacerlos sentir cómodos, con confianza».

Las prótesis oculares tienen una historia interesante que se remonta a la antigüedad. Se cree que las primeras prótesis oculares datan de la antigua Roma y Egipto, alrededor del siglo V a.C. Estas primitivas prótesis estaban hechas de materiales como marfil, hueso o metal y eran rudimentarias en comparación con las prótesis modernas. Ya en la Europa renacentista, los artesanos comenzaron a mejorar las prótesis oculares utilizando materiales como vidrio y cerámica, permitiendo una mayor durabilidad.

En la actualidad, las prótesis oculares son extremadamente realistas y personalizadas para cada paciente. Se utilizan materiales seguros y duraderos, como los acrílicos, y las técnicas de fabricación son altamente sofisticadas. Las prótesis oculares modernas se crean mediante un proceso detallado de escaneo y modelado digital para lograr la máxima similitud con el ojo natural del paciente.

Regresar siempre a la UdeA
 

«Elegí la UdeA por varios factores, pero el principal fue que terminé bachillerato en el Liceo Antioqueño y no teníamos que presentar examen de admisión para ingresar al pregrado», recordó Mario, sonriente, mientras advertía que, pese a querer evitar el examen de ingreso, le tocó presentar uno —de menor rigurosidad— para ingresar al Liceo. 

Foto: Dirección de Comunicaciones UdeA / Alejandra Uribe F. 

«Cuéntales que te inventas excusas para ir a la Universidad cada semana», le refutó Irma con ternura para enmarcar que aún hoy, más de 30 años después de jubilarse, su esposo visita la Ciudadela Universitaria con frecuencia. «Voy al Programa de Salud. A eso vamos los viejitos a la Universidad», contestó él de manera jocosa, recalcando que también asiste a los programas de extensión académica y cultural.  

Estaba inclinado a estudiar medicina, dijo el doctor, pero sintió que la odontología lo llenaba más, por la habilidad manual. «La odontología tiene mucho de arte y ciencia», anotó, y agregó que se siente contento con los reconocimientos que ha recibido y la vida que ha llevado. «Me sentí pleno en la Universidad y me siento pleno con mi familia», sentenció. 

Mario Escobar Ramírez se graduó como odontólogo de la Universidad de Antioquia en 1962 y se especializó en Prótesis Maxilofacial en la Universidad de Chile y en Prótesis Ocular en el Memorial Hospital for Cáncer & Allied Diseases, en New York. Además, es Ocularista del Moorfields Eye Hospital, en Londres, y de la Universidad de Illinois Chicago, Estados Unidos.
 

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