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Opinión

El escaso encanto de la discreción

08/04/2019
Por: Wilson Orozco, profesor Escuela de Idiomas, UdeA

« ...  Lo que me lleva a pensar que, tal vez, la gente, entre más grande, tiende más hacia ese valor tan escaso hoy como es la discreción, en una época tan caracterizada por ser del todo mediática y mostrona ...»

En memoria de Gonzalo Portocarrero

El año pasado, en medio de las luchas por la defensa de la universidad pública, tuve la oportunidad de organizar un evento sobre cine y psicoanálisis en nuestra Universidad. A dicho evento asistió, venido desde el Perú, tal vez uno de sus más grandes sociólogos, el señor Gonzalo Portocarrero.

Pero no vino por el evento, por supuesto, o solamente por el evento, sino, sobre todo, para tener la oportunidad de encontrarse con su amigo, el señor Jesús González Requena, ponente central del mencionado evento.

Ese día, Gonzalo Portocarrero me fue presentado, luego tomó asiento, prestó atención en todas las ponencias, intervino en varias ocasiones, e incluso tuvo la honestidad intelectual de criticar mi ponencia. Parece que él no se andaba con cortesías, sabiendo separar muy bien lo académico de eso del quedar bien con el recién presentado, es decir, en este caso, conmigo.

Luego, fuimos a almorzar al Planetario con el resto de ponentes como corresponde a todo evento académico que se respete. Allí, hablamos de política peruana y colombiana. Opinó sobre el plebiscito del proceso de paz en nuestro país. Una actitud irresponsable e inmoral de aquellos que votaron por el NO, eso creí entenderle. Yo estuve del todo de acuerdo. Y eso que él ha sido conocido por criticar a los extremismos de izquierda, ya que fue el autor de un libro clásico en torno a Sendero Luminoso, y titulado sugerentemente Los profetas del odio. El título lo dice todo.

En adelante, es decir, en la noche y los siguientes días, admiró nuestra comida, visitó el Museo de Antioquia, disfrutó del tango en el Salón Málaga, y estudió con atención a la comuna nororiental desde el metrocable. Todo ello, eso sí, lenta y cansadamente, ya que padecía de un cáncer de pulmón. Pues este señor tan activo, tan discreto e inteligente, murió hace un par de días.

Y debido a su muerte, he investigado más en torno a él, y he quedado realmente sorprendido por lo mucho de su producción académica, pero, sobre todo, por la discreción con la cual siempre se desenvolvió en nuestra tierra. Lo que me lleva a pensar que, tal vez, la gente, entre más grande, tiende más hacia ese valor tan escaso hoy como es la discreción, en una época tan caracterizada por ser del todo mediática y mostrona.

Es decir, nada que ver con esos doctorzuelos que el mundo académico produce hoy por cantidades industriales, llenos ellos de ínfulas, de tonos en alta voz, de exigencias y de puntos salariales. Abrumados vanidosamente por títulos, por puestos, por encargos y por recargos al erario público.

Nada que ver, de nuevo, con esos personajes realmente grandes, enormes en sabiduría, pero con un bajo perfil tal, que a veces llegaban hasta desconcertar: un Carlos Gaviria, por ejemplo, participando activamente en Lecciones de noviembre; un Jairo Alarcón siempre preguntando, más que afirmando; o un Luis Alberto Álvarez desplegando todo su enorme conocimiento fílmico, pero como escondido detrás de sus enormes gafas.

Es decir, la antítesis de esos bullosos y vacuos personajes y que, ese otro campeón de la discreción, supo retratar tan bien con este bello poema, resumiendo mucho mejor lo que yo he intentado expresar desde el inicio. Así que, mejor darle la palabra al discretísimo José Manuel Arango:

Hay gentes que llegan pisando duro

Hay gentes que llegan pisando duro
que gritan y ordenan
que se sienten en este mundo como en su casa

Gentes que todo lo consideran suyo
que quiebran y arrancan
que ni siquiera agradecen el aire

Y no les duele un hueso no dudan
ni sienten un temor van erguidos
y hasta se tutean con la muerte

Yo no sé francamente cómo hacen
cómo no entienden.


Nota

Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos. Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.

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