Opinión

En artículo reciente de este diario, el profesor Carlos Soto Lombana^* escribió acerca de la fecha de fundación de la Facultad de Educación de la Universidad de Antioquia aduciendo la posibilidad de que la misma corresponda a 1926 y no a 1954, fecha esta última en la que ha sido costumbre celebrarla, y que es ratificada en el libro  "Facultad de Educación: 50 años haciendo caminos", del suscrito autor de estas líneas, publicado en el año 2004 bajo los auspicios de dicha unidad académica.

Está claro que el valor histórico de las instituciones, como de las personalidades, en nada depende de las fechas, las efemérides o las celebraciones que les sean concernientes.

No es menos claro que la historia no es una ciencia exacta y que quienes honradamente se acercan a escribirla saben de antemano que las verdades que creen establecer son tales hasta tanto otras verdades fundadas en hallazgos o interpretaciones más poderosas las modifiquen o sustituyan.

En el citado libro, la corroboración del día 1 de marzo de 1954 como fecha de creación en firme de la Facultad de Educación, se apoya no sólo en fuentes documentales sino en testimonios verbales de decanos, profesores y ex-alumnos, cercanos de alguna manera al momento y a los protagonistas de aquel acto fundacional.

En el proceso de búsqueda que acompañó la escritura de aquél se accedió a textos de profesores e investigadores ocupados en registrar sus propios acercamientos a la historia de la Facultad. Cabe señalar que en tal proceso no se encontró o, en todo caso no se hizo manifiesto ningún testimonio que pusiera en duda la validez de la determinación de aquella fecha.

Respecto del contenido de la Ordenanza del 7 de abril de 1926, mencionada por el profesor Ríos Beltrán, citado por el profesor Soto, "por la cual se crea la Escuela de Ciencias de la Educación ...", ciertamente, no se tuvo acceso la misma. Sin embargo, según sus propias palabras, la Escuela proyectada nunca existió en firme puesto que la que "abrió sus puertas en 1929" desapareció en una fecha entre 1931 y 1933, situación atribuida entre otros factores a la "falta de alumnos". Suerte que también parece haber corrido el proyecto presentado por el belga Georges Lagache en 1934.

Habría aquí, a juicio de quién redacta estas líneas, signos de antecedentes congruentes con la posterior creación de la Facultad de Educación que, sin embargo, se revelan insuficientes para justificar la ubicación en aquellos años de la fecha de fundación. Al fin y al cabo es común que este tipo de efemérides experimente "rivalidades" frente a testimonios y fechas anteriores o posteriores que no sin argumentos discuten la opción de privilegio que les ha sido otorgada.

Al respecto es ilustrativo, por ejemplo, la elección del año 1803 como fecha de fundación de la propia Universidad de Antioquia. En efecto, apelando a su recursividad argumentativa, la connotada investigadora María  Teresa Uribe, cuya reciente desaparición deploramos, se encarga de mostrar porqué esa es la fecha cierta de tal suceso y no la de 1812 o 1813 como trataban de justificarlo algunos republicanos, ni la de 1822 como lo defendía la Academia Colombiana de Historia.

De igual manera, la Dra. Hincapié se abstuvo de situar aquella diez años atrás, cuando en 1793 el Cabildo de Medellín ya se ocupaba de obtener ante el Virrey de la Nueva Granada y directamente ante el propio rey de España, la licencia para la creación del Colegio que antecedería a la Universidad propiamente dicha. La denominación de Universidad, dicho sea de paso, apenas si empezó a utilizarse varias décadas después, a partir de 1871. (Uribe, María T., 2004, en Memoria de una efeméride 1803 - 2003, Universidad de Antioquia, p. 449 y sgtes.).

Otro dato es igualmente oportuno aquí. Jiménez y Figueroa, investigadores de la Universidad Pedagógica Nacional, dan cuenta de que "entre 1932 y 1934 se crearon las primeras Facultades de Educación en el país, dos en Bogotá y una en Tunja. De una de ellas, la adscrita a la Universidad Nacional, se previó que tendría seccionales en Medellín y Tunja, lo que nunca ocurrió, por razones presupuestales según se adujo" (Jiménez, A. H. Figueroa, 2002, Historia de la Universidad Pedagógica Nacional).

Lo que permite concluir, en relativa discrepancia de lo sostenido por el profesor Beltrán Ríos, que no hay por aquellos años algo que pueda tomarse por Facultad de Educación en la Universidad de Antioquia. 

Para cerrar, nada de lo dicho en estas líneas puede entenderse como defensa de una supuesta verdad definitiva en lo pertinente a la edad de la institución en referencia. Como se anotó de entrada, nuevos hallazgos y nuevas interpretaciones pueden salir a la luz con el poder suficiente para proponer nuevas verdades.

Son los investigadores actuales y futuros de nuestra Facultad de Educación quienes han de ayudarnos a caminar con pie firme en la interpretación de los hechos que incumben a su historia. Entre tanto, amparados en fundamentos razonables, nos hemos sumado en el presente mes a la celebración de su 65o aniversario de vida como institución universitaria, madura y productiva, con espacio bien ganado en la tarea de formar formadores de nivel superior.

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*    Profesor Universidad de Antioquia

Nota

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