Sociedad

Colombianos radicados en distintos país también se unieron a las manifestaciones. En París, Francia, cerca de 3000 personas enviaron un mensaje en defensa de la vida y derecho a la protesta. Foto: cortesía Twitter Esteban Zambrano H. / @elartEZanopolis.

En el contexto americano se han escuchado varias voces que condenan al Gobierno colombiano por los abusos de la fuerza pública en el marco de las protestas de las últimas semanas, pero la mayoría de los gobiernos han optado por la prudencia ante la situación, mientras las organizaciones internacionales se dividen en sus pronunciamientos.

En medio de las protestas empezadas el 28 de abril de 2021 en Colombia, se han visto escenas similares a las vividas en meses y años recientes durante manifestaciones ciudadanas en países latinoamericanos como Venezuela, Chile, Nicaragua —entre otros—, en las que los abusos de los organismos de seguridad del Estado contra los ciudadanos han quedado en evidencia. Incluso organizaciones internacionales y gobiernos de algunos países —incluido el actual ejecutivo colombiano—, condenaron rápidamente y sin vacilación los atropellos contra los civiles, algo que, para algunos, no se ha hecho evidente en el actual paro nacional colombiano.

La Unión Europea y la Oficina de la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos emitieron comunicados en los que manifestaron su preocupación ante la violencia y el uso excesivo de la fuerza para reprimir el derecho a la manifestación y la libertad de expresión. La Organización de Estados Americanos —OEA— emitió un comunicado de la Misión de Apoyo al Proceso de Paz en Colombia —MAPP—, en el cual se respalda la búsqueda de espacios de diálogo.

Desde Estados Unidos, el Departamento de Estado llamó a la moderación a la fuerza pública, aunque desde la Cámara de Representantes surgen voces más fuertes que exigen suspender ayuda a la Policía.

Carlos Alberto Builes Tobón, profesor del área de las relaciones internacionales en la Facultad de Derecho de la Universidad de Antioquia, señaló que el debilitamiento institucional de los países de América Latina, a raíz de las crisis políticas, y la pandemia de la covid-19 tienen a los gobiernos de la región tan ocupados que no se atreven a pronunciarse sobre las protestas ciudadanas contra el Gobierno colombiano.

«En el caso de la pandemia, América Latina no jugó como región, cada país lo hizo de manera individual, lo que deja ver que el sistema latinoamericano, las redes de la región, no están funcionando. Además, instituciones continentales y regionales han estado fuertemente politizadas, ideologizadas, por eso son muy débiles. Y al no tener un consenso interno, no hay una intervención fuerte o un llamado de atención claro sobre lo que pasa en Colombia», asegura el docente.

A lo anterior se suma que Ecuador y Perú están en un proceso de cambio político, hay un desgaste evidente del modelo de Estado neoliberal en varios países, Chile se prepara para elegir a sus constituyentes, «entonces venir a decir algo sobre Colombia puede ser una forma de legitimar las marchas y las protestas que puedan ocurrir en sus países en este tiempo de incertidumbre. Incluso ese es el caso de Estados Unidos, que ha estado muy silencioso, este no es el momento político para que el presidente Joe Biden venga a decir algo sobre las marchas en Colombia, cuando medio país puede salir a marcharle», explicó Builes Tobón.

El analista destaca que «en América Latina y en Estados Unidos se evidencia el fenómeno de la democracia radical, es decir, que los grupos sociales y ciudadanos sienten que ni las instituciones ni los partidos políticos los representan, entonces salen a buscar por ellos mismos sus propias reivindicaciones». De acuerdo con Builes, esto lo vimos en el caso chileno, cuando casi un millón de personas salieron a reclamar sus derechos sociales, a buscar cambiar de alguna manera el modelo neoliberal y sus consecuencias en la desigualdad. «Y también lo vimos en Perú, donde muchos estudiantes salieron a respaldar la destitución del presidente, precisamente porque hay un gran desencanto y una gran desconfianza en las instituciones y los partidos políticos; y otro caso es el de la indignación por la muerte de George Floyd en Estados Unidos, cuando muchas personas salieron a protestar contra los excesos de la fuerza pública».

Para el docente, si se analiza con detenimiento cada una de las anteriores protestas, se puede decir que en Colombia están presentes esos elementos que acompañaron y que acompañan a las masas y las protestas sociales en América Latina: «Está la discusión sobre el monopolio y el uso de la fuerza, sobre la seguridad ciudadana, sobre el modelo de desarrollo y está también en debate —indicó— la confianza en las instituciones estatales y la representación política».