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Opinión

¿Somos maestros?

14/05/2019
Por: Elvia María González Agudelo, profesora Facultad de Educación, UdeA

« ...Con la cuarta revolución industrial, los productos de las ciencias están en la nube, en acceso abierto para todos, entonces ¿cuál es la diferencia entre maestro y alumno?, ¿qué clase de maestros somos?, ¿conversamos con nuestros estudiantes?. ....»

Nos han enseñado, desde la educación media, que existieron hace muchos siglos tres grandes filósofos en Grecia: Sócrates, Platón y Aristóteles, cada uno maestro de quien le sucedió; ahora bien, también nos enseñaron que cada uno de ellos creó su propio método para sus elaboraciones filosóficas: la mayéutica de Sócrates, la dialéctica de Platón y los silogismos de Aristóteles; además, utilizaban estos métodos para enseñar en su propio espacio: el «gimnasio» de Sócrates, la «academia» de Platón y el «liceo» de Aristóteles. Los tres métodos tenían en común el diálogo.

En Sócrates, la mayéutica es el arte de conversar, preguntas que conducen a respuestas determinadas. Para iniciar el diálogo pregunta con exclamaciones motivadoras sobre la vida misma; ante las respuestas, el maestro objetaba irónicamente, en forma de preguntas, y demuestra la falsedad de lo dicho, la ignorancia del otro, antes reconocida en él, de ahí su famoso «solo sé que nada sé», hasta lograr que ese otro llegue a una verdad, a manera de definición general, universalmente reconocida; llegó a ello porque Sócrates lo asistió, él se consideraba a sí mismo como un partero. Al gimnasio asistía Platón, aprendió la mayéutica de Sócrates, su maestro, y lo inmortalizó escribiendo sus diálogos, pero en el camino, lo dejó atrás y elaboró su propio método: la dialéctica.

En Platón, la dialéctica es también el arte de conversar, pero con preguntas y respuestas que provocan discusión para examinar ideas, explorar contradicciones, autocriticarse, elaborar conceptos y llegar al principio de todo, y desde allí, deducir, concluir y demostrar la verdad; es el arte de pensar ligado al lenguaje, es un proceder de carácter abstracto, formal, ideal, de relaciones entre signos, entre contenidos simbólicos. A la academia asistió Aristóteles, y al igual que Platón, aprendió la dialéctica de su maestro, pero en el camino, lo dejó atrás y elaboró su propio método: los silogismos.

En Aristóteles, los silogismos son proposiciones que utilizan el lenguaje correctamente, a partir de observaciones que llevan los casos singulares a una noción universal. Proposiciones, falsas o verdaderas, conformadas por conceptos que se vinculan y conllevan a una conclusión necesaria; aunque es un proceder demostrativo, se basa en lo empírico y no solo en las ideas, como lo planteaba Platón. Así, se va configurando el método inductivo donde, luego de muchos siglos, avanzaron Bacon y Descartes.

Así mismo, a la dialéctica llegaron Hegel y Marx, con la tesis, la antítesis y la síntesis, y la elaboración de sus propias teorías; desde allí se abre el abanico a la hermenéutica: Schleiermacher, Boeckh, Droysen, Dilthey, Husserl, Heidegger, Gadamer, Habermas, otro hilo de maestros y alumnos que fueron entretejiendo métodos para las ciencias, para la enseñanza, produciendo contenidos, escribiendo libros y generando nuevos espacios, como las escuelas catedralicias para la sabiduría, los colegios, las universidades para la profesionalización, para la investigación y para la extensión.

Además, desde el siglo XVI llega la enseñanza masiva como una de las innovaciones sociales más trascendentales de la humanidad, con su antecesor, la imprenta y su producción masiva. Pero ahora, con la cuarta revolución industrial, los productos de las ciencias están en la nube, en acceso abierto para todos, entonces ¿cuál es la diferencia entre maestro y alumno?, ¿qué clase de maestros somos?, ¿conversamos con nuestros estudiantes?, ¿qué le hemos aportado a la metodología de nuestras investigaciones?, ¿qué le hemos aportado a la didáctica universitaria?, ¿enseñamos como investigamos?, ¿quiénes fueron nuestros maestros?, ¿cómo hemos trascendido a nuestros maestros? Y por demás, ¿dónde andan nuestros estudiantes?, ¿qué le estarán aportando a la humanidad?


Nota

Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos. Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.

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