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Por: Luisa Fernanda Castañeda Ruda -Facultad de Ciencias Económicas -

La bioeconomía aporta a la mitigación del cambio climático, genera empleo, deja ganancias a las regiones e incentiva a los sectores a ser más competitivos, según lo expuesto Cátedra Abierta Jorge Cárdenas Nannetti.

Colombia, hace algunos años se enfrentaba a la búsqueda de nuevos sectores económicos que contribuyeran al desarrollo sustentable del país. Hoy, la bioeconomía atrajo las miradas del sector académico, científico y privado y se constituyó como un modelo económico que incorpora el conocimiento y la tecnología para aprovechar asertivamente el capital natural colombiano.

Brasil, es el país que encabeza la lista de los más megadiversos del mundo y Colombia ocupa el segundo lugar. La gran variedad de especies de anfibios, aves, mariposas, orquídeas, palmas, entre otras, hacen parte de su selecto arsenal natural.

Pues bien, la pluriculturalidad también es uno de los atractivos con los que cuentan las seis regiones colombianas, sin embargo, «el 90% de sus habitantes no reconocemos que hay esta diversidad de grupos étnicos y para generar recursos resulta indispensable conocer las particularidades de los territorios», expresó Mabel Gisela Torres Torres, Doctora en Ciencias Biológicas, mientras participó como conferencista en la Cátedra Abierta Jorge Cárdenas Nannetti, perteneciente a la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Antioquia.

En el panorama del sector de la bioeconomía, las potencialidades de los territorios se utilizan para generar riqueza y los desperdicios son considerados residuos sólidos con alto potencial para convertirse en materias primas que alimentan a otros sectores. Allí, se realiza conversión bioquímica y termoquímica de estos y como resultado se obtienen ecoproductos.                                                                                        

Una nueva visión del territorio

Chocó, por ejemplo, con su vocación productiva de arroz, banano, cacao, plátano, entre otros, abastece a cuatro industrias: alimentos saludables y funcionales, farmacéutica, cosmética y turística.

El Centro Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación para el Desarrollo Productivo Sostenible de la Biodiversidad — BIOINNOVA— desde su constitución en 2012, ha centrado sus esfuerzos en mejorar el panorama socioeconómico de la región chocoana; trabajando juntos, «han logrado facturar 700 millones de pesos anuales», según su Directora, Mabel Torres.

Una alternativa para generar riqueza

Las sustancias con aplicación médica, en su mayoría, tienen un elevado costo en el mercado. Es el caso de la batracotoxina y la epibatidina, veneno proveniente de la Rana Kokoi que habita en Colombia y que cuyo gramo de cada sustancia «cuesta más de 5 mil dólares», explicó Torres Torres.

De esta manera, el amplio conocimiento que tienen investigadores colombianos acerca de los ecosistemas, se convertiría en potencial negocio para el país, dado que son los únicos en el mundo que conocen a la perfección cómo lograr que la rana segregue el veneno, con la altura adecuada, el hábitat de crecimiento pertinente y el ciclo de maduración oportuno de los renacuajos. En otras condiciones las ranas no podrían generarlo. Para conocer más acerca del caso de estudio dar clic aquí

Así entonces, la bioeconomía va en la dirección correcta: responde a las exigencias medioambientales y amplía las oportunidades empresariales. Pese a esto, en la agenda política si bien ya se está incluyendo este concepto en los planes nacionales, en la práctica, aún faltan esfuerzos en conjunto por dejar atrás el modelo extractivista del cual ha dependido Colombia por décadas.